CRÓNICA Represión
Cerco informativo del Gobierno de Kurdistán Sur sobre Qandil
Tras más de tres meses de bombardeos turcos en el macizo montañoso de Qandil, los controles del Gobierno Regional de Kurdistán Sur siguen impidiendo a los periodistas llegar a esta zona para informar al mundo de la situación en que se hallan el PKK y el PAJK.
Najeeba MAHAMMAD Periodista kurda («Awene»)
Tras los bombardeos en la zona (más de 25 pueblos en torno a Qandil) por el Ejército turco del 16 de diciembre de 2007, cerca de 400 familias abandonaron el área y, ahora, debido a la ausencia de campamentos han tenido que volver a sus dañadas casas. Su situación es muy arriesgada porque los aviones sobrevuelan el área cada día y, además, los turcos han vuelto a bombardear esta zona el 8 de febrero. [Ayer y el jueves se produjeron también más bombardeos].
Después de muchos intentos por parte de periodistas kurdos para visitar esta zona para informar, el Gobierno Regional de Kurdistán Sur les ha impedido acceder al área usando controles y guardias de seguridad. El Ejecutivo recibió muy mal algunas de las informaciones que se publicaron.
La reacción de los periodistas fue formar un grupo y viajar a Qandil. Su labor comenzó con anuncios en internet y en varios periódicos kurdos y el primer paso lo dieron el 18 de enero, cuando más de 50 periodistas independientes fueron a Sangasar, una población situada a 20 kilómetros de la ciudad Qaladiza y a 140 de Suleimaniyah.
El primer día fueron interceptados en el puesto de control de Darband, pero tras una negociación con el responsable, pudieron alcanzar Sangasar, a cinco kilómetros de allí.
Tras pasar Sangasar, llegaron al último puesto de control (Darwakotr) instalado por el Gobierno Regional de Kurdistán Sur antes del macizo de Qandil. Una vez más fueron interceptados por más de cien guardias con escudos y palos en sus manos. Después de esperar cinco horas, los periodistas señalaron que su objetivo era romper el embargo informativo sobre Qandil decretado por el Gobierno Regional, pero los guardias respondieron con el argumento de que el Ejecutivo no les dejaba hacerlo.
Ante esta situación, los periodistas optaron por regresar a sus ciudades (Suleimaniyah, Kirkuk, Hawler, Kalak, Kfry, Chamchamal, Qaladiza, Ranya).
El 19 de enero, el responsable de seguridad de Sangasar me retuvo durante tres horas, junto al compañero Mofaq Mirawdali, de «Hawlati», y registraron nuestros bolsos y cámaras.
Conseguimos llegar a Qandil por una vía alternativa que supone el doble de camino que el habitual. Pero el Gobierno nos prohibió viajar allí regularmente, a pesar de ser nuestro derecho como periodistas.
El Gobierno Regional de Kurdistán Sur no quiere dejarnos ir a estos lugares debido a sus intereses y a los de EEUU.
EEUU actúa contra los intereses kurdos, pero no hay justificación para impedir a periodistas kurdos realizar su trabajo en su propio país. ¿Es esto democracia?
No nos torturaron físicamente, pero sí sicológicamente porque registraron nuestros cuadernos y cámaras frente a nosotros. Antes de que nos capturaran, tuvimos la suerte de ocultar la tarjeta de memoria de nuestra cámara. ¡Esta es la libertad de prensa que hay en Kurdistán!
El 25 de enero, los periodistas inauguraron una exposición en el parque Azadi de Suleimainiyah para mostrar las fotos que tomaron en Qandil y decidieron llevar estas imágenes a otras ciudades, como Kirkuk y Dahuk.
El 1 de febrero, algunos periodistas decidieron volver a manifestarse para reclamar el fin del embargo económico e informativo sobre Qandil.
El mismo 1 de febrero, 50 periodistas fueron a Sangasar, donde fueron retenidos en el puesto de control de Darkawotr. Cuando llegamos a este punto, los guardias de seguridad nos dijeron que no nos podían dejar pasar por órdenes del Gobierno.
Rizgar Qarani, administrador de seguridad, añadió que «no podemos levantar el embargo porque los altos dirigentes nos han dicho que no lo hagamos porque están negociando un tratado entre los líderes de EEUU, Turquía y los kurdos de Irak».
Rahman Gareeb, periodista independiente del periódico «Hawlati» y portavoz del colectivo de informadores, explicó que su intención era presentar una demanda en el Parlamento para denunciar el embargo de Qandil y denunciar que la libertad de prensa está amenaza en Kurdistán y en Irak.
En cualquier caso, la respuesta del Gobierno de Kurdistán Sur no cambió, ya que insistió en que no levantará el embargo con el pretexto de que se están negociando tratados internacionales y el temor de EEUU ante el PKK.