Cuánto daría Osasuna por tener ahora quince puntos más. Pero también en fútbol todo es relativo. La situación clasificatoria que haría feliz a Osasuna, tiene sobre alerta a su próximo rival. No tanto por los 41 puntos que ha sumado el Atlético que, de hecho, le mantienen en zona de Champions, como por el bache de juego y resultados que atraviesa, que incluso ha llevado a especular con la destitución de Javier Aguirre.

Así que, bien porque quiere acabar la temporada en Primera, bien porque quiere hacerlo en Europa, el Sadar acogerá mañana un duelo de necesidades.

Qué decir de Osasuna, al que su irregularidad le ha llevado a sobrevivir a duras penas por encima de los puestos de descenso. Pero no le va mejor a su rival. En esta segunda vuelta, de hecho, el equipo de José Angel Ziganda ha sumado más puntos que el cuadro colchonero, seis frente a cuatro.

Y es que en sus últimos partidos, el Atlético sólo ha sido capaz de sumar dos victorias, en Santander -su único triunfo en la segunda vuelta liguera- y ante el Valencia en el Calderón, si bien esta última ni siquiera le sirvió para conseguir la clasificación para la semifinal copera. Esta misma semana, la agenda -y la ilusión- colchonera se aligeraba aún más, después de que el triste empate a cero frente al Bolton le apease también de la Copa de la UEFA.

Los colchoneros cuentan, además, con un problema del que, afortunadamente, se libra Osasuna, la presión de la afición. Quizá porque la hinchada rojilla es consciente de que su equipo parte entre los teóricamente condenados a sufrir, o bien porque los de Ziganda han ofrecido, pese a su irregularidad, razones para el optimismo, pero lo cierto es que Osasuna se siente más protegido que presionado en su estadio. Todo lo contrario de un Atlético al que el mal juego y peores resultados -en sus últimas citas en el Calderón ha empatado con el Murcia, en descenso, y ha perdido con el Athletic, que intentaba huir del mismo- han rodeado de un entorno cada vez más desencantado.

Y uno de los que está pagando el pato, como es habitual, es su técnico. El cabreo de la afición y las críticas de los medios madrileños colocan incluso en el aire la continuidad del mexicano, que se jugará ante su exequipo parte del poco crédito que parece quedarle en el Atlético.

A su favor, el buen rendimiento como visitante del cuadro madrileño, que parece liberarse de la presión del Calderón. En su contra, la situación inversa de Osasuna, bastante mejor en su campo, donde ha ganado tres de sus cuatro últimas citas.