El Parlamento serbio de Bosnia amenaza con un referéndum
El Gobierno serbio ya lo advirtió a la hora de anunciar un detallado plan para hacer frente a la independencia. Y el plan se va cumpliendo. A la presión popular en Belgrado hay que sumar la amenaza de los serbios de Bosnia de convocar un referéndum de independencia. Todo ello sin olvidar las protestas de la minoría serbia en el enclave kosovar de Mitrovica.
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El Parlamento de la República Srpska (ente serbio en Bosnia) aprobó por mayoría aplastante una resolución en la que advierte que convocará un referéndum de independencia.
«Si un número significativo de miembros de la ONU, sobre todo de la UE, reconocen la independencia de Kosovo (...) El Parlamento piensa que se trataría de un precedente en el reconocimiento del derecho de autodeterminación, incluida la secesión», señala la moción.
«En este contexto, la República Srpska estima que tiene el derecho a organizar un referéndum para decidir su estatus».
Se da por descontado que el resultado de una consulta de este tipo sería aplastantemente a favor de la separación y la futura anexión a Serbia, rompiendo los Acuerdos de Dayton de 1995, que consagraron una frágil arquitectura institucional para poner fin a la guerra de agresión contra Bosnia-Herzegovina.
Cinco días después
El primer ministro serbio de Bosnia, el socialdemócrata Milorad Dodik, se ha alineado con esta posición pese a que tras la declaración de independencia de Kosovo insistió en rechazar que fuera un precedente, situándose enfrente de las formaciones panserbias.
Dodik no tuvo empacho alguno en participar el jueves en la gran manifestación unionista en Belgrado.
El anuncio del Parlamento de la República Srpska ha encendido todas las luces rojas en Bosnia y en las principales cancillerías occidentales.
El embajador estadounidense, Charles English, defendió la integridad territorial de Bosnia-Herzegovina y recordó que los Acuerdos de Dayton, que pusieron fina una guerra de tres años, «zanjaron con una negativa la cuestión de si hay derecho a secesión en Bosnia».
El alto representante internacional (UE) en Bosnia, Miroslav Lajcak, calificó de irresponsables estos anuncios y señaló que Bosnia no puede convertirse en rehén de Kosovo».
Los analistas se han tomado en serio las amenazas. El líder bosnio Haris Silajdzic lamentó que «todavía existan fuerzas que piensan que las cosas se pueden arreglar con la fuerza o con ultimatums», en referencia a la minoría serbia.
EEUU se va de Banja Luka
EEUU anunció el cierre temporal de su consulado en Banja Luka, sede del Gobierno de la República Srpska, tras la manifestación de la víspera.
«Responsables del Gobierno local nos han asegurado que no pueden descartar incidentes violentos», anunció.
Jóvenes serbios lanzaron piedras contra la legación estadounidense e intentaron atacarla el pasado jueves.
La tensión subió ayer más enteros tras los enfrentamientos en Belgrado, duramente condenados por las potencias occidentales y que se saldaron con un muerto y un centenar de heridos tras una multitudinaria manifestación unionista.
La embajada de EEUU, objetivo principal de los manifestantes y donde fue hallado un cadáver carbonizado, sacó ayer a su personal no esencial.
El presidente serbio, Boris Tadic -que decidió oportuno viajar el mismo día de la manifestación a Rumanía- convocó a su regreso al Consejo de Seguridad Nacional y condenó la «violencia y pillajes».
Pese a que fue quien fustigó a las masas con un discurso incendiario, el primer ministro, Vojislav Kostunica, se desmarcó de la «violencia». Su ministro preferido, Velimir Illic, no ha dudado en espolear a la juventud serbia y ha llegado a amenazar de muerte al único político serbio que reconoce la independencia de Kosovo. «Ceda Jovanovic se reunirá con Djindjic en marzo», aseguró, aludiendo a la muerte en atentado del primer ministro serbio Dzorar Djindjic. A ello hay que añadir la apatía y tardanza de la Policía en actuar contra el ataque a las embajadas e intereses occidentales
La OSCE y la UE han condenado con firmeza estos ataques y esta última ha advertido de consecuencias en los planes de adhesión de Serbia.
Demasiado tarde. Belgrado anunció la retirada de los serbios de la misión de la ONU en Kosovo.
En Mitrovica, miles de jóvenes que enarbolaban banderas españolas lanzaron piedras a la Policía al grito de «matemos a los albaneses». La OTAN reforzó su contingente.
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El autobús que llevaba a Belgrado a los jugadores de la Cibona de Zagreb para disputar un partido con el Partizan dio media vuelta a medio camino por razones de seguridad y a instancias del Gobierno croata.
Moscú advirtió de que se reserva el derecho de utilizar la fuerza si la OTAN y la UE «desafían» a la ONU.
«Si la UE adopta una posición unitaria (sobre el reconocimiento de Kosovo) o si la OTAN sobrepasa su mandato en Kosovo, estas organizaciones estarán desafiando a la ONU y entonces estaremos en una circunstancia que nos obligará a utilizar la fuerza bruta, léase, la fuerza armada, para que se nos respete», advirtió el representante ruso ante la OTAN, Dimitri Rogozine.
Rogozine dio por seguro el despliegue de bases aliadas en Kosovo y advirtió de que la OTAN estaría planeando impedir la entrada a Kosovo de dirigentes serbios».
«No forma parte de su mandato. Si se confirma tendremos un diálogo difícil con nuestros aliados y no se descarta un desenlace dramático en las discusiones bilaterales», advirtió.
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