Georgina Sastre es la actual presidenta de la Asociación de Cáncer de Mama de Bizkaia (Acambi). «Todavía me acuerdo de cuando nació -rememoraba esta semana-. Un grupo de mujeres, operadas de un tumor de mama y mutiladas del miembro afectado, nos reunimos muy discretamente para compartir experiencias y descubrir temas de nuestra patología que nadie nos había explicado, seguramente porque los especialistas no tenían conocimientos de que existían». Acambi ha cumplido veinte años. «Quedamos muy pocas de aquella época, unas porque su cáncer avanzaba y no se pudo frenar; otras fallecieron de otras enfermedades, pero todas con las mismas ganas de luchar hasta el final», homenajea con sus palabras a quienes fueron sus compañeras.

Han celebrado esa efemérides en un céntrico hotel de la capital bilbaina, en un acto en el que, además de escuchar a algunos expertos en la materia, hicieron entrega de los 6.000 euros recogidos, «euro a euro», en estos dos últimos años gracias a la venta de pulseras y lazos. El destinatario ha sido el Grupo Español de Investigación de Cáncer de Mama (GEICAM), una de cuyas fundadoras, la oncóloga del Hospital Donostia Isabel Álvarez López, impartió una conferencia a los cerca de 300 asistentes sobre los últimos avances y perspectivas en torno a esta patología.

Unos logros médicos que no eran la preocupación que las afectadas tenían tiempo atrás. «Éramos pocas en nuestros comienzos y con escasos medios para propagar nuestros propósitos, que en principio eran apoyarnos unas a las otras, saber que no estábamos solas», comenta su presidenta.

Rebajar la edad a los 45 años

Hoy, veinte años después, estas mujeres -más de 600 están asociadas, además de un varón- siguen con ese acompañamiento, pero también alzan la voz para reclamar mayor atención a su problemática. El pasado 14 de febrero Acambi remitió un extenso documento al Ararteko, Iñigo Lamarka, con el que confía poder reunirse este mes de marzo para exponerle su demanda de que la edad mínima de los screening de detección precoz del cáncer de mama se rebaje a los 45 años.

Tanto Osakidetza como los partidos que apoyan al Gobierno de Lakua en el Parlamento se han negado una y otra vez a rebajar esa edad, fijada ahora en los 50 años. Acambi considera que detrás de esa negativa no están razones científicas, sino económicas, y recuerda que de las más de 600 asociadas con las que cuenta, a más de la mitad se les diagnosticó el cáncer antes de cumplir los 50 años.

Tras toparse con la reiterada cerrazón del departamento de Gabriel Inclán, recurren ahora al Ararteko para que medie en este desencuentro que «está creando una falsa traquilidad a las mujeres vascas, privándolas de un diagnóstico precoz».