La OTAN analiza su polémica ampliación hacia los Balcanes y el Este europeo
A un mes de la cumbre de la OTAN en Bucarest, los ministros de Exteriores aliados ofrecieron una señal fuerte para una rápida adhesión de Croacia y Albania. Grecia mantiene su veto histórico sobre Macedonia. Ucrania y Georgia deberán esperar a que el «oso ruso» se calme.
GARA |
Los 26 ministros de Exteriores de los aliados de la OTAN analizaron ayer las perspectivas de una nueva ampliación a antiguos países comunistas.
La reunión en Bruselas, preparatoria de la cumbre de la Alianza Atlántica del 2 al 4 de abril en Bucarest (Rumanía), tenía también en la agenda la cuestión del mantenimiento de las tropas de la KFOR en Kosovo una vez declarada su independencia bajo supervisión internacional.
Sólo Croacia y Albania parecen tener asegurada su integración rápida en la OTAN y su alineamiento con los ya diez países del antiguo Bloque Oriental que se integraron en la Alianza en dos tiempos -tres en 1999 y siete en 2004.
Por lo que toca a las antiguas repúblicas soviéticas de Ucrania y Georgia, los ministros aliados no ocultaron su escepticismo sobre un posible gesto para su acercamiento.
El ministro luxemburgués, Jean Asselborn, reconoció lo delicado de la cuestión e insistió en que «la ampliación es importante, pero la noción de equilibrio debe ser una prioridad».
«Hay un nuevo presidente en Rusia y es necesario iniciar las relaciones con buen pie», añadió. Y es que Rusia ha advertido que considera una amenaza el acercamiento de la OTAN a sus fronteras actuales.
Cierto número de gobiernos aliados considera que con las diferencias con Moscú respecto a Kosovo y al proyectado escudo antimisiles estadounidenses, no interesaría aportar nuevos puntos de tensión con la «nueva Rusia» de Vladimir Putin.
Tampoco le ofrecen muchas garantías las graves crisis políticas que sufren ambos países, alineados con Occidente tras sendas revoluciones coloristas.
Los ejecutivos de Kiev y Tbilissi insisten, por su parte, en ser incluidos en el Plan de Acción con vistas a la adhesión a la OTAN, estadio en el que se hallan las repúblicas balcánicas de Croacia, Albania y Macedonia.
Grecia veta a Macedonia
Pese a que los ministros aprobaron ayer un informe que reconoce que estos tres países cumplen con los criterios técnicos que se exigen a los candidatos, Grecia insistió en que mantiene su veto a la candidatura de Macedonia por la polémica que mantiene Atenas por el nombre del país y antigua república yugoslava.
Grecia bloquea desde 1991 el reconocimiento internacional bajo ese nombre. Macedonia fue admitida en 1993 en la Organización de Naciones Unidas con la denominación provisional de Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM).
El norte de Grecia fue escenario el miércoles de manifestaciones de protesta y de reivindicación de Macedonia como parte de su patrimonio histórico nacional.
Varios países aliados sostienen que, en plena crisis con Moscú por Kosovo y el escudo antimisiles, no es momento para añadir más tensión dando pasos a un ingreso de ambos países en la Alianza Atlántica.
Rusia anunció el levantamiento de todas las restricciones en las relaciones comerciales con Abjasia, territorio independiente de facto respecto de Georgia.
La decisión anulada fue tomada en 1996 por la CEI (Comunidad de Estados Independientes) tras la guerra entre georgianos y abjasos «para instar a Abjasia a que asumiera una posición más conciliadora, sobre todo en relación al retorno de los refugiados».
«A día de hoy, la situación ha cambiado totalmente», aseguró el Ministerio ruso de Exteriores, que da por ya resuelto el retorno de refugiados georgianos.
Moscú negó que esta medida tenga que ver con Kosovo, algo evidente para el «ministro» de Exteriores abjaso, Sergei Chamba.
Lo cierto es que este anuncio tiene una carga política, ya que las sanciones no se aplicaban de facto y Abjasia lleva años en la órbita de Moscú.
Algo similar ocurre con el otro enclave independiente de Osetia del Sur. El Parlamento osetio exigió el martes el reconocimiento internacional. El Parlamento abjaso tenía intención de hacer lo propio ayer mismo. Con el empujón de la «nueva Rusia» de Putin.
La extrema derecha griega está en pie de guerra y amenaza con una gran manifestación de protesta en Salónica, capital de la provincia griega de Macedonia. El Gobierno de Atenas está contra las cuerdas en esta sensible cuestión.
