Un año más, el Festival de Teatro de Eibar pone fin a un mes largo de teatro en el que se ha reafirmado la apuesta de esta iniciativa por ofrecer una programación abierta, un cartel que mantenga el equilibrio entre obras que llegan a Eibar con una fama consolidada y compañías que tienen propuestas nuevas. «Incluir espectáculos nuevos es fundamental si queremos que sigan naciendo nuevas compañías», argumenta sin titubeos Txema Cornago, director del Centro Educativo y uno de los fundadores de la iniciativa. Y es que los organizadores del festival han vuelto a conseguir este año huir de la «tentación» -como la califica Cornago- que supondría centrar la programación en espectáculos de éxito garantizado. «Desde la organización no podemos perder el norte», sentencia.

Es por este riesgo, por la misma razón por la que el éxito de la sección Grupos Universitarios, en la que se incluyen grupos aficionados, es uno de los aciertos que destaca Txema Cornago al valorar el funcionamiento de esta 31 edición.

Una de las principales novedades de este año era la inclusión del renovado Teatro Coliseo como escenario junto al ya mítico Teatro del Complejo Educativo. Corango valora que la ampliación ha sido positiva y asegura: «Se mantendrán los dos espacios: el del Complejo por ser el origen del festival y el Coliseo, un lugar muy digno que Eibar necesitaba».

Otro aspecto en el que hace hincapié es el público, «el mejor patrimonio». Cornago asegura que las compañías que visitan Eibar se quedan muy satisfechas con la acogida que reciben ya que es un público que valora, por encima de todo, el trabajo de los artistas. Las Jornadas, que se han convertido en un referente en la escena vasca, pondrán fin mañana a un mes en el que, según describe Cornago, «Eibar huele a teatro».