Aunque durante demasiado tiempo -incluidos los primeros ocho minutos de ayer- se ha mostrado como un ente sin alma, el Tau demostró ayer que le queda algún poso de ese «carácter Baskonia» que le hizo grande y reaccionó ante su equipo talismán de los últimos tiempos. Sin la voracidad de antaño y muchos aspectos por limar, el equipo de Spahija recuperó las constantes vitales, esperemos que a tiempo para algo grande.

Se equivocaron aquellos que esperaban una reacción de inicio. Con ese quinteto inicial que no convence a nadie, el equipo adoleció de los errores de siempre; es decir, indolencia defensiva y poco criterio. Mientras los malagueños martillearon el aro baskonista con un juego muy equilibrado, en los vascos se dejaba todo a la calidad individual y sólo anotaron Rakocevic y Planinic. Unicaja se disparó y el Tau tuvo que refugiarse en una zona para dejar el parcial con una desventaja menor a diez.

Afortunadamente, los jugadores con más años en la entidad encontraron en su interior los recuerdos de aquel Baskonia duro y rocoso que lo llevaron a la gloria y su recuperación resultó decisiva. Reduciendo la anotación rival a menos de la mitad todo es más fácil y, aunque con algún triple afortunado ante la zona 3-2, los gasteiztarras lograron meterse con un punto de ventaja al descanso (38-39).

Pero además de reconducir la situación, el resurgir de esa versión sólida de antaño contagió a los más nuevos hasta el punto de que el mismo quinteto que rozó el ridículo al inicio, le devolvió el -14 del minuto 6 en un suspiro con Mickeal y un Rakocevic que se creció ante los pitos del público.

Unicaja lo intentó al final y estuvo cerca de poner en apuros al Tau a la desesperada, pero el Baskonia y las dos técnicas a Scariolo lo frenaron.