El arquitecto Jean Nouvel, Premio Pritzker por su «imaginación, exuberancia y experimentación»
El arquitecto francés Jean Nouvel, autor del proyecto de ampliación del Museo Reina Sofía, ha sido galardonado con el Premio Pritzker 2008, por su imaginación, exuberancia e impulso para la experimentación.
Mila TRENAS | MADRID
La concesión al arquitecto francés Jean Nouvel del Premio Pritzkerl, considerado como el «Nobel de la arquitectura» y dotado con 117.577 euros, fue hecha pública ayer por la Fundación Hyatt de Chicago. La ceremonia de entrega se celebrará el 2 de junio en la Biblioteca del Congreso de Washington.
Durante el anuncio de la decisión del jurado, Thomas J. Pritzker, presidente de la fundación de Hyatt, señaló que entre las muchas frases que se pueden utilizar para describir la carrera de Nouvel, la primera es su «búsqueda valerosa de nuevas ideas y su desafío a las normas aceptadas para ampliar los límites del campo». El presidente del jurado, Lord Palumbo, destacó que desde que se estableció en París en los años 70, Nouvel ha trabajado para dar nuevas soluciones a problemas arquitectónicos convencionales. Ha llevado el discurso y la praxis de la arquitectura a nuevos límites. «Su mente inquisitiva y ágil lo lleva a tomar riesgos en cada uno de sus proyectos, que han ampliado enormemente el vocabulario de la arquitectura contemporánea».
Para Nouvel, en arquitectura no hay «estilo» a priori y es el contexto, que incluye la cultura, la ubicación, el programa y el cliente, «lo que le lleva a desarrollar una determinada estrategia en cada proyecto». El jurado recuerda que desde sus inicios «ha roto la estética del modernismo y del post-modernismo para crear un lenguaje estilístico propio», poniendo especial interés en diseñar un edificio armonioso con sus alrededores.
Los proyectos de Jean Nouvel transforman los paisajes en los cuales se construyen. La manipulación de la luz y de capas de la transparencia y la opacidad son temas que se repiten en su trabajo. Ejemplo de ello es el Instituto del Mundo Árabe (IMA) en París, con el que saltó a la escena internacional en los años ochenta. Nouvel estructuró el edificio en dos cuerpos separados por una estrecha franja, consiguiendo que se percibiera de manera distinta desde diferentes ángulos exteriores. Fue en la fachada donde más audaz se mostró al recubrirla con 17.000 diafragmas que daban lugar a motivos geométricos islámicos que se abrían y cerraban en función de la intensidad de la luz solar. El IMA es uno de los más de doscientos proyectos de Nouvel citados por el jurado, junto al teatro de Guthrie en Minneapolis, Minnesota, o la Fundación Cartier en París que concibió como una inmensa caja octogonal y transparente con el fin de que el espacio y la luz predominaran sobre los elementos estructurales.
Edificios poco ortodoxos
Para el Museo del muelle Branly, también llamado Museo de Artes y Civilizaciones, inaugurado en 2006 en París, diseñó un edificio poco ortodoxo con los espacios. Muchos de los materiales usados en los interiores, incluyendo decoraciones de la pared y del techo, evocan los países de origen. También se refirió el jurado al proyecto de la Tour Sans Fins, edificio en forma de aguja de más de 400 metros de altura, que debía construirse detrás del gran arco de la Défense de París. La importancia del proyecto, que no se llevó a cabo, era «la piel del edificio, que iba cambiando los materiales según se elevaba: del granito al aluminio, al acero inoxidable, a cristal, haciéndose cada vez más diáfano antes de desaparecer en el cielo».
Nacido en Fumel, Lot-et-Garonne, Francia, en 1945, y con numerosos proyectos que le han reafirmado como uno de los arquitectos más innovadores de fines del siglo XX, en 1999 ganó el concurso para la ampliación del Museo Reina Sofía en Madrid. En 2001, se le adjudicó la construcción en Barcelona de la Torre Agbar, un espectacular rascacielos de 142 metros, de estructura cilíndrica y coronado por una cúpula.