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«Gernika fue el primer experimento de guerra aérea de toda Europa; después vendría Barcelona»

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Jesús Garay

Cineasta, director de «Mirant al Cel»

El director Jesús Garay (Santander, 1949) vuelve al largometraje con «Mirant al cel», una película sobre el bombardeo de Barcelona que no olvida a los vascos que también fueron acribillados en los ataques aéreos de Gernika y Durango. El cantante irundarra Fermin Muguruza ha puesto música al filme en el que también han colaborado la empresa alavesa Silverspace.

Josune VELEZ DE MENDIZABAL | GASTEIZ

Coincidiendo con el setenta aniversario del bombardeo de Barcelona, la ciudad catalana acogió el estreno del largometraje de Jesús Garay «Mirando al cielo». Esta producción italo-vasco-catalana recuerda el bombardeo fascista que sufrió la ciudad condal el 17 de marzo de 1938. Rodada en catalán, la película supone el regreso de Garay al cine, tras diez años dedicado a la televisión y cinco volcado en la preparación de «Mirant al cel». El cineasta, que obtuvo el reconocimiento del público y la crítica con «La Mari», una historia sobre la inmigración en Cataluña, comenzó a pensar en esta película el día en que, buscando localizaciones para otro proyecto, descubrió en El Carmel los restos de una batería antiaérea construida ex profeso para defender a la ciudad de los bombardeos de marzo del 38. La película, que cuenta con participación de Euskal Telebista y de la firma vasca de animación Silverspace 3D, está plagada de testimonios de historiadores y de personas que vivieron los bombardeos, entre ellos el escritor Juan Goitisolo, que cuenta cómo vio a su madre desaparecer para siempre de una calle poco antes de un bombardeo.

«Mirando al cielo» se estrenó el 19 de marzo, fecha en la que tuvo lugar el bombardeo de Barcelona hace 70 años. Ya se ha proyectado en ciudades como Bilbo o Gasteiz. ¿Que valoración hace por el momento?

Lo primero que hay que aclarar es que es una película minoritaria y de autor. Nos encontramos en la Barcelona del año 38, que nada tiene que ver con la actual, y cuenta la historia de un bombardeo sistemático, un experimento que después se aplicaría a gran escala en la Guerra Mundial. Sobre esta guerra aérea yo hice una historia desde un punto de vista personal. Cuando haces algo así nunca piensas mucho en la taquilla. Además, es una película pequeña y compleja a la vez , ya que mezcla documental y ficción. Una vez dicho esto, tengo la sensación de que la película ha caído bien. Y que encontrará su lugar en la televisión, puesto que se trata de una coproducción entre la cadena vasca de televisión y la catalana.

Usted mismo remarca que la película es un homenaje a las víctimas. Ineludible en este caso la memoria histórica, ¿no cree?

Está muy claro que hubo unas víctimas y unos verdugos y que las bombas caían desde unos aviones que respondían a una guerra y a un ataque fascista. Lo que ocurre es que el juego que existe entre los personajes, entre la chica que investiga y el piloto, ya no trata tanto de buscar un culpable directo ni un ajuste judicial sino el recuerdo de los hechos. A pesar de que los dos bandos cometieron errores queda claro cuál de los dos fue el más justo.

«Mirando al cielo» basa su parte documental en varios testimonios de personas que vivieron aquel ataque. Incluso han participado testigos que rondan los cien años.

Sí, así es. Cuando pasó aquello había tanto niños como gente que tenían responsabilidades como médicos, artilleros, pilotos... Localicé a un par de personas que tienen cien años pero unas cabezas muy lúcidas. Uno era director de una radio y ponía los discos de advertencia para que la población supiera que venían los aviones. El otro es un jefe de urgencias del hospital técnico.

Por lo tanto, ¿solventan los testimonios la falta de material gráfico o audiovisual del que se ha visto escaso a la hora de hacer la película?

En la época de los años 30 no era tan fácil registrar el audiovisual como lo es ahora y de ahí que nosotros reconstruyamos una parte del film con efectos digitales. Es en esta parte donde entra a trabajar la empresa vitoriana Silverspace. Quique García y Ruben Salazar han animado fotos y creado falsos documentales.

Si bien la película se compone a partes iguales de documental y ficción, usted ha buscado que la animación y el trabajo digital no sucumbieran al mero espectáculo.

Sobre todo, quería que fueran unas imágenes creíbles y que la gente pudiera creer en lo que ven... como el personaje que hace Paolo Ferrari, que no se aleja de los perfiles reales. Supongo que el espectador no diferencia la parte documental de la de ficción, pero el especialista, indudablemente, sí. Al gran público le costará distinguirlo y esa era la idea principal.

¿Por qué el bombardeo a Barcelona como argumento?, ¿Qué vinculación guarda usted con el tema?

Anteriormente había hecho una serie de ficción sobre la Guerra Civil y después descubrí los restos de una batería antiaérea que están en el monte Carmel de Barcelona. Al verlas se me ocurrió la historia de un piloto que vuelve a Barcelona tras haberla bombardeado y de un artillero. De ahí surge una especie de duelo entre ambos. Uno tiene alzheimer y el otro no quiere acordarse de aquellos tiempos.

¿Y que le llevó a optar por la música de Fermin Muguruza para su película?

Fue idea de la productora catalana Isona Passola. Es muy fan de la carrera de este cantautor y gran músico euskaldun. Y pensaron que siendo un músico brillante podría encajar en el proyecto. A él la idea le gustó mucho y se puso manos a la obra. Aceptó el desafío. Además, ya había realizado música para cortos pero nunca para un largometraje. Éste ha sido el primero. Supongo que también influyó en la decisión la resonancia que hace el filme a Gernika.

¿Existe un guiño al bombardeo de Gernika?

Sí, el inicio del experimento de guerra aérea en Europa fue Gernika. Después, necesitaron un lugar más grande. Y ahí es donde tuvo lugar el bombardeo de Barcelona.

 
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