Poco a poco vamos conociendo la filmografía completa del genial Richard Linklater, uno de los mejores cineastas que ha dado el cine independiente norteamericano en los últimos años. Su constante afán por la experimentación no le impide hacer, de cuando en cuando, películas de encargo que resuelve con igual brillantez y entrega. No obstante, la búsqueda en DVD de sus obras más minoritarias resulta doblemente estimulante, y esa es una sensación que ya hemos experimentado por suerte en los casos de sus rarezas «Waking Life» y «A Scanner Darkly», que le sitúan en la cima de la vanguardia en técnicas mixtas, al haber empleado como nadie las posibilidades que ofrece combinar imagen digital con personajes reales y animación. Viene a cuento hablar de «Waking Life», porque en esta película del 2001 volvía sobre algunos de los personajes que ya habían aparecido diez años antes en su ópera prima «Slacker», pero con un tratamiento más maduro y existencialista.

Como todavía no había llegado el vídeo de alta definición a las manos de los cineastas principiantes, el joven Linklater se las tuvo que apañar con una cámara de 16 milímetros y 23.000 dólares de presupuesto. El mayor trabajo lo concentró en el casting, pues el proyecto nació como una aproximación a la realidad marginal de Austin a través de sus personajes más peculiares. Seleccionó a cincuenta habitantes para que le contaran sus historias, debiendo luego desarrollarlas y conectarlas entre si de alguna manera. Al final, ante la cámara desfilan el centenar de ellos, casi como un variado muestrario de la generación «X» de Texas. Más allá del interés sociológico, «Slacker» revela la capacidad narrativa innata de Linklater, que renueva la fórmula clásica de «la ronda» del maestro Max Ophüls. En cuanto al contenido conecta con el espíritu transgresor de Fellini en «Los inútiles», dadas las concomitancias entre el termino anglosajón escogido y el italiano «vitelloni».