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Alfonso Angulo Médico y presidente de la Sociedad Vasca de Medicina del Deporte

Muerte súbita en el deporte

Un sistema de reconocimientos sistematizado disminuiría notablemente el número de sucesos funestos, en la medida no absoluta en que una ciencia biológica lo puede hacer. Creemos que estas condiciones no siempre se están cumpliendo

De nuevo el deporte se viste de luto. Un cicloturista ha muerto en nuestras carreteras cuando realizaba la marcha cicloturista Bilbo-Bilbo. Nos sumamos al dolor que en estos momentos tiene la familia, sus amigos y todo el pelotón txirrindulari. De nuevo tenemos que reflexionar sobre las condiciones que han rodeado el suceso, para analizar y, en su caso, corregir posibles errores que se hayan podido dar en la protección de la salud del deportista.

La Sociedad Vasca de Medicina del Deporte considera que todo deportista debe pasar un reconocimiento médico de aptitud deportiva, previo a participar en pruebas deportivas de exigencia. Asimismo, la asistencia de servicios de emergencia debe estar acorde con las características del evento, de tal manera que el deportista que necesite asistencia la reciba en condiciones acordes con los protocolos de actuación urgente. Reiteramos que la muerte súbita en el deporte a veces es inevitable. Surge a pesar de tener una protección adecuada, con reconocimiento médico previo y con una atención de emergencias apropiada, como parece que sucedió el domingo.

En sociedades socialmente avanzadas el reconocimiento médico es obligatorio para poder participar en pruebas deportivas. Es el caso de la maratón de París, celebrada a las mismas horas que la prueba de Bilbo, es ineludible la presentación de un certificado médico para poder participar. Un sistema de reconocimientos sistematizado disminuiría notablemente el número de sucesos funestos, en la medida no absoluta en que una ciencia biológica lo puede hacer. Creemos que estas condiciones no siempre se están cumpliendo. Debemos urgir al Gobierno Vasco a que agilice los trámites para que vea la luz el decreto que desarrolla la Ley del Deporte respecto a la obligatoriedad del reconocimiento médico previo a tener una licencia federativa e incluso a la participación en eventos deportivos de intensidad importante. En la actualidad existe la obligatoriedad pero no se materializa por falta de desarrollo legislativo. Desde el Gobierno Vasco existe una actitud positiva, pero no está en las prioridades.

Además, debemos insistir en la necesidad de adecuar el tipo de reconocimiento médico de aptitud deportiva. Según recomendación de las sociedades vascas de medicina deportiva, presentada en el año 1998 como documento de consenso al Gobierno Vasco, éste debe contener unos mínimos para que, sin pretender que sea el único posible, sea altamente recomendable. En este documento se insiste en la necesidad de que el reconocimiento médico tenga las siguientes pruebas: la historia clínica, con antecedentes familiares y personales; el estado nutricional, con peso, talla y pliegues cutáneos; la suficiencia respiratoria, por medio de auscultación pulmonar; la suficiencia cardiovascular en reposo, con exploración cardíaca, tensión arterial y electrocardiograma de 12 derivaciones; y por último su tolerancia cardiovascular al esfuerzo, con prueba de esfuerzo submáxima (el pulso debe elevarse como mínimo al 85 % de la frecuencia cardíaca máxima teórica), monitorización ECG continua y toma de tensión arterial.

El desarrollo de las especialidades médicas hace que la formación académica de los especialistas en medicina de la educación física y del deporte centre su atención en temas como los reconocimientos de aptitud y la cardiología del deporte. Por ello, la recomendación de que sean estos especialistas los que realicen los reconocimientos de aptitud deportiva. También, debiera hacerse un esfuerzo para que las instalaciones deportivas y lugares donde se celebran eventos deportivos tengan una adecuada protección en cuanto a la asistencia urgente. Todo evento debe tener un estudio de asistencia sanitaria para que los recursos médicos lleguen a tiempo si se produce una emergencia. Debemos también formar a los técnicos deportivos en técnicas de reanimación cardiopulmonar básica, que pueden salvar vidas mientras llegan los servicios médicos. También se deben instalar desfibriladores externos automáticos. En la actualidad ya existe un decreto sobre su uso.

Mientras estas cuestiones estén pendientes no podremos decir que tenemos una protección adecuada de la salud de nuestros deportistas.

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