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Miquel Barceló expone 24 obras gráficas elaboradas sobre papel en «Gesto de la naturaleza»

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GARA | DONOSTIA

El responsable de la muestra, Cecilio Rodríguez, presentó ayer en rueda de prensa esta exposición que recopila un conjunto de trabajos «no muy conocidos pero sí interesantes» que el artista mallorquín ha producido entre los años 90 y 2002.

El recorrido expositivo se divide en tres bloques: la obra gráfica que refleja la visita del autor a Mali y el «carácter de relax» que transmite el desierto elaborada sobre papel japonés, un segundo apartado con obras inspiradas en la cartelería del mundo de la tauromaquia y la serie “Lanzarote”, donde se incluyen un total de doce grabados al aguafuerte.

 En esta última serie, producida a comienzos de este siglo, Miquel Barceló muestra un primitivismo influido por sus largas y repetidas estancias en África y crea una pintura de «gran profundidad espiritual» que refleja los conflictos internos que sufre el hombre.

Rodríguez explicó además que Barceló «imprime ritmo» en sus obras, una característica propia del artista que el visitante puede apreciar en esta exposición de Okendo, y utiliza elementos «muy recurrentes» en la historia del arte, como son los animales y las naturalezas muertas, reduciéndolos a meros trazos formales.

El comisario sostuvo que el pintor insiste en «la caducidad de todos los elementos» dentro de sus creaciones y presenta una obra «de pensamientos profundos y depurados, cargados de energía y generadora de preguntas y sugerencias».

También apuntó que la producción de Barceló «es muy pequeña» en número de ejemplares, ya que opta por reducir el número de copias, lo que las hace «exclusivas» y en consecuencia alcanzan precios muy altos en las subastas.

La muestra “Gesto de la naturaleza” llegará a Valladolid tras permanecer en Donostia hasta el próximo 7 de junio.

Proyección internacional

Nacido en Mallorca en 1957, Barceló es uno de los pintores actuales de mayor proyección internacional y esto se debe a que es un artista polifacético y «enormemente prolífico», que trabaja con igual soltura y maestría la pintura, la escultura, la cerámica, el grabado, el dibujo, los murales e incluso decorados de ópera para los cuales ha realizado grandes telas. Su personal universo, según los organizadores de la muestra, tiene como elementos recurrentes la visión del mundo como una vorágine y la obsesión por plasmar y reivindicar la presencia de lo orgánico en todas sus formas.

En 1986 se le concedió el Premio Nacional de Artes Plásticas español y en 2003 obtuvo también el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.

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