VUELTA AL PAíS VASCO Amets Txurruka formó parte de una escapada que sólo fue neutralizada en los últimos diez metros
La victoria más triste de Kirchen
El luxemburgués repitió triunfo al sprint con la mala suerte de impedir el estreno como profesional que mereció su compañero Possoni
Joseba ITURRIA | GASTEIZ
Kim Kirchen logró su segundo triunfo al sprint en la Vuelta al País Vasco con un sabor muy diferente al primero. Si en Erandio fue muy dulce por batir a un gran corredor como Paolo Bettini, el de Gasteiz resultó amargo porque arrebató sobre la línea la victoria que mereció su compañero Morris Possoni.
El luxemburgués recibió críticas en la meta por no frenar en los últimos metros para permitir el primer triunfo profesional de Possoni, pero es muy difícil llegar a calcular tanto a esa velocidad y en un momento de máximo esfuerzo. Kirchen hizo bien, como Possoni y todo el resto del High Road. El equipo alemán impidió que se organizaran en los últimos kilómetros los pocos corredores que tiraron para abortar la escapada -Cofidis y Liquigas intentaron hacerlo con sólo un corredor cada uno-. Luego lanzó el sprint de manera ralentizada para intentar que llegaran los escapados y sólo cuando parecía que iban a ser atrapados se fue Kim Kirchen a lograr la victoria con la mala suerte de que fue el único que superó a su compañero, porque a David Herrero no le va eso de ser segundo. O gana, como en Viana, o es tercero, como en el resto de las etapas.
Fue una pena para Possoni, por la combatividad y fuerza demostrada en los dos últimos días, pero también para Amets Txurruka. Euskaltel volvió a cumplir al ser el equipo que más escapadas buenas ha cogido, tres en cuatro etapas. El ganador del premio de la combatividad del Tour además tiene algo que le hace estar llamado a ganarse el cariño de la afición vasca, que agradece ese tipo de corredores, como Egoi Martínez o Iñigo Landaluze, que saben sufrir y lo intentan siempre.
A pesar de que la fractura de clavícula sufrida en Mallorca le ha impedido comenzar la temporada como quería y ha llegado a Euskal Herria sin mucha preparación, supo aguantar en la fuga del día formada por cinco corredores, junto a Possoni (High Road), Lloyd (Silence-Lotto), Cataldo (Liquigas) y Stubbe (Française des Jeux).
El campeón australiano estaba a un solo minuto y volvió a obligar a otra jornada de trabajo al equipo Astana, que se vio forzado a tirar del grupo para mantener la fuga a una distancia que nunca superó los tres minutos. Primero se quedaron Cataldo y Stubbe y en la última subida a Zaldiaran saltó del quinteto el compañero de Evans.
La casta de Txurruka
Txurruka, fiel a su gran capacidad de sufrimiento, intentó seguirle pese a tener peores piernas. Tuvo que dejar su rueda para coronar a unos segundos, pero en la bajada él fue el que logró atraparle y formar un terceto con Possoni que mantuvo un pulso precioso con el pelotón. A pesar de que coronaron con 39 segundos a falta de diez kilómetros, ningún equipo trabajó organizado para derribar la fuga. Lo intentó un corredor del Cofidis y otro del Liquigas, pero con dos hombres del High Road a rueda para defender a Possoni e impedir que tuvieran relevo.
Así el pelotón arañaba los segundos muy lentamente y sólo pudo ser neutralizada la fuga en el último suspiro de una jornada en la que el protagonista negativo fue Paolo Bettini. El campeón del mundo ha cambiado un calendario que en principio no incluía correr en Euskal Herria y ha parecido estar presionado para justificar esa variación. Se precipitó los dos primeros días pese a estar fuerte y ayer se cayó en la bajada de La Herrera y tuvo que abandonar con un golpe en la cadera que no es importante y no le impedirá correr las clásicas.
Juanma Garate era uno de las vascos que salía de Legazpi con la idea de disputar la general tras su sexto puesto de la París Niza y con la lógica mejoría que debía tener desde entonces en su proceso para llegar al Giro en el mejor momento de forma. Pero las alergias le han impedido estar al nivel deseado y teme hoy su respuesta al ir hacia la costa en la dura etapa de Orio.
«Pensaba que empezaba la vuelta con un resfriado -explica Garate-, pero nos hemos dado cuenta de que eran problemas de alergias. Normalmente me suelen venir más tarde, pero comprendí que eran alergias cuando se puso a llover, sobre todo en zonas que quedan cerca de la costa. En Nafarroa y Araba voy mejor, pero en la zona de la costa no he podido seguir el ritmo del pelotón. Me resulta imposible».
El miércoles y ayer entró en el primer grupo, pero teme la etapa de hoy: «Los dos primeros días he sufrido muchísimo para llegar a meta. Eso me ha dejado castigado. Por el interior me he visto un poco mejor, pero a ver cómo estoy en la costa. Por eso no pienso intentar nada hoy porque no puedo. En Ixua, en el primer puerto del día, fui el primer corredor de 130 en quedarme y eso no es normal. Tuve que recurrir a todo el manual aprendido desde cadetes para poder llegar a meta. Iba totalmente ahogado y en esa situación lo último en lo que puedo pensar es en arrancar».
Para la etapa de hoy lamenta la baja de Bettini camino de Aia porque «estaba bien y le van bien ese tipo de repechos. Yo no cuento porque no puedo dar ninguna garantía al equipo. Me limitaré a pasar la etapa lo mejor que pueda y cuando esté bien intentaré ayudar. Es una pena porque es la carrera de casa, pero si no estoy bien no puedo hacer nada».