Visita Balaídos
La obligación es evidente y el premio, suculento
La Real llega a Vigo con la necesidad de dar continuidad al triunfo del pasado domingo. Una nueva victoria le permitiría dormir en puestos de ascenso.
GARA | DONOSTIA
La Real llega a Vigo con un objetivo claro, la victoria. Nada nuevo, teniendo en cuenta que se trata de deporte profesional, pero especialmente importante, a estas alturas de la temporada y con todo lo que hay en juego. Para bien y para mal.
En el primer caso, un triunfo realista en Balaídos permitirá a los donostiarras dormir en puestos de ascenso y hará bueno cualquiera de los resultados que se dé mañana en La Rosaleda: el triunfo del Málaga o el empate, dejarían a la Real tercera a la conclusión de la jornada; y la victoria del Sporting, colocaría a los tres equipos en un mínimo espacio de tres puntos.
Una derrota, posibilidad en la que, por desgracia, también cabe pensar, podría, por contra, complicar mucho la situación del cuadro donostiarra que, en el peor de los casos, acumularía una desventaja de cuatro puntos respecto al Sporting e incluso podría verse superado por el Elche en la clasificación.
Los txuriurdines, evidentemente, no quieren ni planteárselo y llegan a Vigo con la intención de aprovechar la mala situación de un Celta resignado a acabar la temporada en tierra de nadie, como consecuencia de su irregular segunda vuelta. Especialmente patente en Balaídos, donde los gallegos sólo han sido capaces de ganar un partido desde Navidad.
Cambios
La Real afronta el choque, además, con la moral reforzada tras su emocionante remontada ante el Hércules. Aunque por lo visto en los ensayos, y pese a que supuso su reencuentro con la victoria, es previsible que Juanma Lillo retoque hoy el equipo, en cuanto nombres y en cuanto a sistema.
Iñigo Díaz de Zerio podría volver así al once, en detrimento de un Víctor no demasiado acertado en los últimos tiempos. También puede recuperar plaza Gaizka Garitano, en sustitución de Nacho, reforzando la zona de pivotes, en la que acompañaría a Mikel Aranburu y Pep Martí.
El cambio de «torneo» a «fiesta» no ha evitado que la Erreala Cup pueda constituir una «infracción administrativa grave», según advirtió ayer la Diputación Foral de Gipuzkoa, tanto para la Real, como organizadora, como para los equipos participantes en la misma.
El encuentro correspondiente a la 34ª jornada de Segunda, y que enfrentará a Real y Nástic de Tarragona en Anoeta, se disputará el próximo domingo 20 de agosto a las 18.00. El colegiado gallego Ignacio Iglesias Villanueva será el encargado de dirigir el choque.