El todavía presidente ruso, Vladimir Putin, aceptó ante un entusiasta congreso de Rusia Unida asumir la Presidencia del partido desde el 7 de mayo, el mismo día en que entregará las llaves del Kremlin a su sucesor, Dmitri Medvedev.

«Estoy dispuesto a asumir esta responsabilidad suplementaria», anunció Putin, quien confirmó que será asimismo primer ministro.

«Tenemos aún mucho que hacer juntos. No podemos dormirnos en los laureles», señaló el aún presidente entre aplausos unánimes de los 600 delegados.

Presente en el congreso, Medvedev declinó la invitación a adherirse al partido y calificó de «lógica y oportuna» la designación a su frente de Putin. «Ello supondrá la formación de una fuerza política potente, algo de lo que hasta ahora hemos carecido», añadió.

Reparto del poder

Los analistas discrepan a la hora de dibujar el futuro del reparto de poder en Rusia.

Los hay que destacan que Putin se dota de un nuevo contrapoder frente a Medvedev y le auguran el papel de «árbitro supremo» frente a una Presidencia vaciada. Eso opinan Mar Urnov, de la Fundación Expertise, y Maria Lipman, de la Fundación Carnegie.

Por contra, Yuri Korguniuk, de la Fundación Inem, asegura que la nueva situación es «extremadamente peligrosa» y augura una victoria del futuro presidente en esa lucha.

Andrei Riabkov, del Instituto de Relaciones Internacionales de la Academia de Ciencias, alerta de que «el poder bicéfalo no tiene raíces en la sociedad rusa y no funcionará».

El opositor y ex campeón mundial de ajedrez Gary Kasparov pronostica que los intentos de Putin de situarse a la par de Medvedev serán vanos y augura una crisis en la cumbre.

Por contra, la oposición también liberal del SPS apeló a Medvedev a que no permita que Putin emule a Leonid Breznev, quien se mantuvo cerca de 20 años al frente de la URSS.

Desde el Congreso, Pavel Astajov zanja la cuestión. «Putin descansará y volverá al Kremlin. Nada se lo impide».