Vuelve «Il cavalieri»
Triunfo absoluto de Berlusconi, pero bajo la presión de la Liga Norte
Los italianos decidieron dar otra oportunidad al incombustible multimillonario líder de la derecha Silvio Berlusconi para que saque al país de su marasmo, pero deberá gobernar bajo la presión de la extremista, xenófoba y antieuropea Liga Norte, que ha doblado su respaldo. Además de dar la victoria a Berlusconi, las urnas han reforzado el bipartidismo en Italia, en contra de su característica heterogeneidad parlamentaria.
GARA | ROMA
Las elecciones legislativas del domingo y el lunes han modificado profundamente la escena política italiana, al haber dado un gran paso hacia el bipartidismo y haber dejado fuera del Parlamento a la izquierda. El Partido de la Libertad (PdL) de Berlusconi obtuvo 340 diputados y 168 senadores, mayoría absoluta en ambos casos, y el Partido Democrático de Walter Veltroni consiguió 239 diputados y 130 senadores.
El éxito de la Liga Norte de Umberto Bossi, incómodo aliado de Silvio Berlusconi que duplicó su resultado respecto a las legislativas de hace dos años, va a obligar al nuevo presidente del Consejo de Ministros a dar un giro a la derecha, en particular en materias como la inmigración y el federalismo en el ámbito fiscal.
Con más de un 8% de los votos -8,3% en el Senado y 8,1% en la Cámara de Diputados-, obtenidos en la parte más industrializada y rica del país, la Liga Norte tendrá 60 diputados y 25 senadores, que serán indispensables para que Berlusconi ostente la mayoría en ambas cámaras. En sus bastiones de Venecia y Lombardía, la xenófoba, autonomista y antieuropea Liga Norte registró picos que sobrepasaron el 25%.
«Más fuertes que nunca»
«Ahora podemos cambiarlo todo. Ahora nosotros tenemos la fuerza necesaria para proyectar las ideas del Norte, somos más fuertes que nunca», aseguró Bossi ayer en declaraciones a un medio de comunicación. Añadió que su primera iniciativa será el federalismo fiscal, porque consideró que «es increíble que todo el dinero (del norte) aterrice siempre en Roma».
No obstante, Bossi, de 66 años, volvió a defenderse de las acusaciones de que utilizará su éxito electoral para bloquear las instituciones y agregó que «tenemos la voluntad de cambiar el país, de mejorarlo».
Elegido por tercera vez desde 1994 para formar Gobierno, Berlusconi ha disfrutado de su venganza tras la derrota sufrida en 2006 frente a Romano Prodi por 25.000 votos.
Una vez finalizado el escrutinio de las legislativa, el líder de la derecha aseguró querer «pasar a la Historia como el estadista que cambió Italia». En este sentido, dijo confiar en su «experiencia y buen hacer» para sacar a su país de la crisis.
Berlusconi reconoció que a Italia se esperan «tiempos difíciles» y prometió «no ir nunca a dormir sin haber hecho algo positivo por los italiano».
En su primera comparecencia pública tras su victoria electoralm aseguró que la Liga Norte no mandará, tal y como se ha insinuado. «La Liga no mandó durante los cinco años» que duró su segundo mandato y «tampoco lo hará ahora», afirmó Berlusconi, quien resaltó la buena disposición del partido que lidera Bossi, el gran vencedor de estas elecciones.
Entre sus prioridades, citó la crisis de las basuras de Nápoles y la situación de la compañía aérea Alitalia, además de la aprobación de «las prometidas ayudas a familias, pensionistas, jóvenes y empresas».
El futuro jefe del Gobierno declaró su intención de crear el «Ejército del bien» con el fin de proteger «del mal» a los ciudadanos y de luchar contra la inmigración irregular, ya que entre sus objetivos principales dijo que figura la seguridad. En esta cuestión la Liga Norte tratará de imponer al Gobierno sus políticas más radicales en contra de la inmigración, a imagen y semejanza de sus cargos electos que regularmente recurren a palabras y actos de carácter racista.
Cierre de fronteras
Berlusconi consideró necesario reiniciar, con el acuerdo de los países afectados, la repatriación a sus lugares de origen de los extranjeros que no son de la Unión Europea y que «no teniendo trabajo ni alojamiento se ven obligados a recurrir a la criminalidad para vivir».
Anunció, al respecto, que cerrará las fronteras, potenciará la Policía de barrio y aplicará la ley conocida como Bossi-Fini, de 2002, que introdujo el delito específico de «inmigración clandestina».
Señaló también que esta semana elegirá a su Ejecutivo, cuya investidura tendrá lugar a principios de mayo, tras la primera sesión parlamentaria. El Gobierno, que lo integrarán sesenta personas, contará con doce ministros, cuatro de los cuales serán mujeres y dos perte- necerán a la Liga Norte. El comisario europeo de Justicia y Seguridad, Franco Frattini, estará al frente de la cartera de Asuntos Exteriores. Precisó, además, que las presidencias de ambas cámaras serán para su partido.
En su comparecencia pública de ayer, el futuro primer ministro se declaró «diferente al Berlusconi de 2001» y se mostró partidario del federalismo, una de las principales demandas de la Liga Norte, que calificó de «un gran principio de democracia y libertad. Aseguró que es diferente porque ahora conoce «la máquina del Estado» y confió en mantener una «confrontación continuada y dialogante» con la oposición.
La victoria electoral de Silvio Berlusconi no fue muy bien acogida en Bruselas, donde «Il Cavalieri» no tiene ningún crédito y donde se teme que su euroescepticismo se refuerce por la desastrosa situación económica italiana y su alianza con la Liga Norte. Berlusconi dejó una imagen calamitosa en el ámbito europeo, ya que durante su mandato su relación con la Unión Europea estuvo plagada de incidentes diplomáticos, de torpezas, de declaraciones euroescépticas contra la moneda única y de violaciones de la disciplina presupuestaria europea.
Quien si celebró su vuelta es su «familia» política en Europa, el Partido Popular Europeo (PPE), que no parece guardarle rencor.
Respecto a la Unión Europea, el líder de la derecha italiana deploró ayer «la grave falta de presencia europea sobre la escena política mundial».
Walter Veltroni, líder del Partido Demócrata y derrotado en las legislativas por Silvio Berlusconi, aseguró ayer que va a constituir un «Gobierno de la oposición» y que va a vigilar al primer ministro para que cumpla las promesas hechas durante la campaña electoral.
El líder progresista, cuyo partido, junto a Italia de los Valores (IDV), será el más importante de la oposición, anunció la creación de «un Gobierno en la sombra», un «brillante Gobierno que tendrá el mismo número de ministros que el formado por el Pueblo de la Libertad (PdL)», la coalición que lidera Berlusconi.
En una rueda de prensa ofrecida ayer en Roma, el ex alcalde de la capital italiana valoró positivamente los resultados de su partido, que se consolida como «verdadera fuerza reformista» y añadió que «haremos una oposición basada en nuestro programa y nos comprometeremos, al mismo tiempo, a supervisar que las promesas hechas en campaña por la derecha se cumplen».
Veltroni, que reconoció que en la derrota del centro-izquierda ha pesado «el juicio» de los italianos sobre el Gobierno dimisionario de Romano Prodi y estimó difícil que el PdL agote la legislatura, dijo haber notado un «tono de autosuficiencia» en la coalición de derechas.
Afirmó que pondrá en marcha un «diálogo» con la centrista UDC, del ex aliado democristiano de Berlusconi Pierferdinando Casino, que obtuvo más del 5% en las urnas, y consideró un «daño para democracia» y un «error debido a la ley electoral» el que Izquierda-Arco Iris haya quedado, por primera vez en la historia, fuera del Parlamento italiano.