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Primarias demócratas en EEUU

Clinton sigue en carrera a costa de tensar al máximo la disputa interna

Tras lograr por los pelos y tras una sucia campaña diez puntos de diferencia sobre Barack Obama, Hillary Clinton sigue en carrera y afronta una nueva reválida en Indiana coqueteando ya con los superdelegados. Obama denunció el «todo vale» del equipo de la ex primera dama y recuperó su novedoso discurso, un estilo que le sigue situando a las puertas de la nominación como candidato demócrata a la Casa Blanca.

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GARA | PHILADELPHIA

Los demócratas se preparan ya para más semanas de enconado enfrentamiento tras el triunfo de Hillary Clinton en las primarias de Pennsylvania (este) frente a su rival, Barack Obama.

Escrutado el 99% de los votos, Clinton logró el 55% de los sufragios frente al 45% cosechados por el senador por Illinois.

Los expertos habían anticipado que la senadora por Nueva York debía vencer con al menos diez puntos de diferencia para seguir teniendo opciones y posibilidades de atrapar a su rival. Lo logró por los pelos cuando a principios de abril las encuestas le otorgaban hasta veinte puntos de ventaja en este estado.

«Hemos cosechado en Penn- sylvania una victoria especialmente importante. Es un gran paso adelante que va a transformar el paisaje de esta carrera presidencial», anunció exultante. «Habéis hecho oir vuestra voz y gracias a vosotros el viento ha cambiado», añadió. «Podría haber renunciado y poner pie a tierra pero mientras sigáis a mi lado no claudicaré», insistió, para añadir, en clave patriotera, que «los estadounidenses no se rinden y merecen un presidente que tampoco se rinda».

En un intento de reforzar la idea de «vientos de cambio» -es consciente de que la cuestión financiera es uno de sus talones de Aquiles-, Clinton se enorgulleció ante la NBC de haber recaudado en la noche anterior tres millones de dólares. Agua de mayo para un equipo de campaña que acumula deudas por valor de diez millones.

Haciendo de la necesidad virtud, Clinton se vanaglorió de haber vencido a un «candidato formidable, que ha gastado tres veces más que nosotros, que ha gastado como nadie en este estado con la esperanza de dejarnos fuera de juego».

Y no se olvidó de postularse ante los superdelegados -todo apunta a que tendrán en sus manos finalmente la elección del candidato- al asegurar que «creo que he mostrado una fuerza real en el último mes (...) el tipo de fuerza que los superdelegados deben considerar. A fin de cuentas, deben hacer un juicio independiente sobre quién creen que sería el mejor candidato para ganar», añadió.

Todo vale y victoria pírrica

Lo cierto es que nada ha cambiado fundamentalmente después de Pennsylvania. Obama sigue en cabeza en número de delegados, estados y votos.

Salvo descalabro, ninguno de los dos rivales está en condiciones de llegar, de aquí a junio, a los 2.025 delegados necesarios para garantizarse la investidura en agosto en Denver.

Clinton ha obtenido una victoria pírrica tras una campaña en la que su equipo ha seguido la consigna del «todo vale». Para blindar a su base electoral -blancos, maduros y sin estudios universitarios-, llenó Pennsylvania con carteles devastadores contra su rival y compañero de partido.

La victoria de Clinton en Pennsylvania, donde la población es de más edad que la media federal y la comunidad negra menos importante, era esperada. Sus resultados han sido aún mejores que los esperados en los barrios obreros blancos. Pero su verdadero aval han sido las mujeres y la pequeña clase media hostigada por la crisis económica. Es el tipo de elector que dio en los ochenta la victoria a Ronald Reagan tras desertar masivamente del Partido Demócrata, «demasiado elitista».

«Elitismo» del que acusa a Obama y que se ha convertido en el eje de su campaña.

Obama y los independientes

El equipo Obama replica destacando su fuerza entre el electorado independiente, «que puede hacer inclinar la balanza al lado demócrata en muchos estados», insiste su director de campaña, David Plouffe. «Yo pienso que somos más fuertes frente a McCain», añade Plouffe. Las encuestas le dan la razón.

El equipo de Obama pasó ayer al contraataque y anunció el respaldo de un superdelegado de peso, el gobernador de Oklahoma (sur), Brad Henry y lo presentó como prueba de que la derrota de Obama en Pennsylvania no habría afectado a estos superelectores demócratas. Ante sus partidarios en Evansville (Indiana), Obama pasó al contraataque. «Podemos ser un partido que acepta el dinero de los lobbies de Washington, de las compañías petroleras, farmacéuticas y de seguros. Pero entonces no vale presentarse luego como adalid de los trabajadores». «Podemos ser un partido que piensa que la única manera de mostrarse fuerte es votar como Bush y McCain (...) Podemos utilizar el miedo como táctica y la amenaza terrorista para recuperar votos», añadió, en referencia al anuncio publicitario de campaña de Clinton en el que aparece Osama Bin Laden.

«Podemos ser un partido que dice o hace todo para ganar esta elección (...) o podemos ser el partido que no se preocupa únicamente en cómo ganar sino en para qué», añadió Obama recuperando un novedoso discurso que le ha llevado a las puertas de la nominación demócrata.

501

Aún quedan 501 delegados en juego. Para asegurarse su nominación mecánica, Obama debería ganar 312. Clinton lo tiene aún más difícil, pues debería embolsarse 429 de los delegados en juego.

3 millones

Clinton anunció que tras su victoria y en una sola noche ha recaudado tres millones de dólares. El equipo de Obama contraatacó anunciando el apoyo de un superdelegado de peso, el gobernador de Oklahoma Brad Henry.

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Clinton ha sido muy criticada por el tono de su campaña, incluso por «The New York Times», que le instó a «devolver a los perros a la perrera«. La prensa coincide en que sigue sin poder convencer de sus posibilidades de victoria.

Indiana, otra semifinal de infarto

Indiana, sólido bastión republicano del norte de EEUU, es el próximo campo de batalla para una Hillary Clinton tras superar su reválida en Pennsylvania.

Sin esperar los resultados, Obama se estrenó el mismo martes dándose un baño de multitudes en Evansville. Su rival llegó ayer a Indianapolis.

Las próximas primarias tendrán lugar el 6 de mayo en Indiana y coincidirán con las de Carolina del Norte (sureste). Obama es claro favorito en este estado, que aportará 115 delegados.

La lucha es más cerrada en Indiana, donde están en juego 72 delegados.

De las primarias que quedan por celebrarse, la de Indiana es probablemente la de resultado más indeciso. Y Clinton debe ganarla de calle si quiere convencer a los superdelegados.

Tras estas dos primarias, no quedarán más que siete consultas. Aquellas dos suman más delegados que todo el resto. En los siete estados donde se celebran, sólo tres parecen a priori favorables a la ex primera dama: Virginia Occidental (13 de mayo), Kentucky (2o de mayo) y Puerto Rico (primer día de junio).

En Indiana, Clinton cuenta con el sostén del único senador demócrata de este estado, Evan Bayh, que suena como posible candidato a vicepresidente en caso de que Clinton lograra la nominación. Obama ha divulgado la amistad que le une al popular senador republicano Richard Lugar, antiguo presidente de la Comisión de Exteriores del Senado.

La composición demográfica -más edad y más blanca que la media- y socioeconómica de Indiana -muchos obreros afectados por el cierre de fábricas- juega a favor de Clinton, así como el área conservadora del sur del estado. Obama es fuerte en el nordeste -bajo la égida de Chicago- y cuenta con el voto negro en Indianapolis y el voto joven en ciudades universitarias como Bloomington y South Bend. Los últimos sondeos le otorgan una ligera ventaja. GARA

OBAMA

Los ataques sufridos por Obama en la larga campaña le habrían hecho perder parte de su aura inicial. La prensa estadounidense coincide en que Pennsylvania ha mostrado que es vulnerable y que es débil en los grandes estados claves en noviembre.

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