Son muchos años viviendo con inútiles de verbo fácil hablando de convivencia, condenas, estatutos, leyes o lo que les convenga. Inútiles políticos que, convertidos en una casta superior intocable, han realizado todo tipo de abusos e imposiciones con el beneplácito y la bendición de periodistas y charlatanes afines a los que les resbala la libertad de expresión, la persecución de ideas o el uso y abuso de las leyes para castigar la disidencia independentista o ciudadana. Sin olvidarnos, cómo no, de la inestimable colaboración de funcionarios más preocupados por sus ganancias y puesto fijo que por lo que sucede en su entorno. Sabiendo que ello conlleva descontento y frustración a parte a la ciudadanía afectada.

En este país las versiones tipo Ertzaintza-Errenteria ya ni nos extrañan y nos suenan a cachondeo, forraje y trato típico a la ciudadanía aborregada y adoctrinada. Son continuos mensajes de uso interno mas típico que la txapela y la consulta irrealizada.

Se desfalca en el Guggenheim o en la Diputación y nos hablan de cajeros o contenedores y la tremenda violencia de un pasquín. Se detiene a los jóvenes, se encarcela y se condena a cadena perpetua encubierta y nos hablan de Texas. Se golpea a personas por su oposición a proyectos impuestos y se silencia la falta de libertad para realizar consultas populares. Y siguen educándonos para ver incluso como necesaria y parte fundamental de nuestra vida a la policía y sus medios cada vez más violentos. Con la misma facilidad nos meten en la demencial dinámica de la condena eterna de todo lo que les convenga; del resto, silencio obligado o idea perseguida.

Nos adoctrinan para ver las imposiciones externas como no deseables, pero omiten las propias y no dicen lo que todos sabemos, que la verdadera carcoma está en la clase política de este país, que ha enquistado una situación de violencia no por ser imposible de tratar o solucionar, sino porque les conviene para que así se impongan sus objetivos o metas antidemocráticamente. A nadie le cabe la menor duda de que toda crítica por parte de la ciudadanía se une inmediatamente a la violencia para descalificarla y marginarla, hasta con la violencia legal cada día mas presente y ya totalmente asumida como normal.

El TAV, las térmicas, las políticas brutales de vivienda, Itoitz, la transición, la monarquía, etc. sólo son una muestra del concepto de país impuesto y adoctrinado lejos de la voluntad popular que ellos dicen defender.

Estamos a un paso de caminar al absurdo, viviendo y aceptando como habitual la persecución de ideas por decreto, asumiendo la violencia única, propiciada por aquellos a los que se persigue con saña, lo de menos es el daño, los bafles ya se encargan de amplificarlo convenientemente.

Los juicios a los que nos estamos acostumbrando son un paso más a la locura política, judicial y mediática. El fin está claro, sólo nos permiten votar cuando conviene y a quien conviene, estos listos humanos que se autodenominan defensores nuestros y son inútiles políticos.

Por ello, y ante la publicidad que se nos ofrece en los medios de unos «frikies» cantando por sus derechos, propongo otro mejor de políticos de este país y del impuesto, reclamando para sí lo que continuamente hacen, tomarnos el pelo y utilizarnos en su interés. No me cabe duda de que causarían sensación incluso entre sus votantes que aún no quieren darse cuenta de quiénes les representan «democráticamente».

Y que nadie vea violencia en las opiniones, puesto que de sabios es defender lo que se pregona, me imagino que la libertad de opinión y de pensamiento, incluso para los inútiles políticos.