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Denuncian el afán de «hacer invisible la tortura» en Madrid y en Zizurkil

Dos clamorosos vacíos presidían la comparecencia realizada en Zizurkil por ciudadanos vascos que han denunciado torturas: en un esquina, el de la placa que daba nombre a la Plaza Joxe Arregi; en otra, el del monolito en honor de este vecino muerto en comisaría. Ambos han sido retirados por el Ayuntamiento justo a la vez que en Madrid se juzga al movimiento pro-amnistía. Extraen una misma conclusión: «Quieren hacer invisible la tortura para seguir torturando».

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Ramón SOLA |

«Hoy en Zizurkil nos hemos reunido diferentes generaciones de personas que hemos sido torturadas. No es por casualidad. Nos ha traído aquí el recuerdo de Joxe Arregi y Joselu Geresta, dos zizurkildarras que fueron torturados hasta la muerte». Unas semanas después de que el Ayuntamiento de la localidad sucumbiera ante las presiones de la derecha española y -con el apoyo añadido de PSE, PNV, EA y EB- ordenara la retirada de estos símbolos, decenas de personas que han pasado por comisaría quisieron exponer que saben por qué lo han hecho: «Quieren ocultar la memoria de los torturados, la denuncia de la tortura y la solidaridad hacia las personas tortu- radas», afirma el texto al que dieron lectura dos de ellos, Enrique Erregerena y Xabier Izaga.

En la Plaza Joxe Arregi, a la que los vecinos siguen dando este nombre aunque en el lugar de la placa y del monolito haya hoy sólo dos huecos, los comparecientes subrayaron que la decisión tomada en Zizurkil ha coincidido en el tiempo con el juicio celebrado en Madrid contra 27 miembros del movimiento pro-amnistía. Unieron los dos hechos para concluir primero que «el Gobierno del PSOE no quiere abandonar una herramienta represiva como la tortura; su intención es la contraria, en esta nueva fase represiva ha quedado claro que pretenden seguir torturando. Y para ello les es necesario hacer invisible la tortura».

Añadieron acto seguido que «el PNV, partido que quiere ocultar la memoria de los y las torturadas, también tiene responsabilidades sobre la tortura. La Ertzaintza tiene más de 200 denuncias de tortura sobre sí. Por lo tanto, el PNV, como el Gobierno español, ha utilizado la tortura con los mismos objetivos. Sólo desde esta lógica se puede comprender que el PNV quiera ocultar la memoria de los y las torturadas en Zizurkil, o que varios ertzainas declaren como testigos de la Fiscalía en el juicio contra el movimiento pro-amnistía».

Entre los presentes en la rueda de prensa había personas de hasta tres generaciones, así que cobró especial valor su afirmación de que «durante estos 30 años ha quedado en evidencia que la vía represiva es inútil». Lamentaron, pese a ello, que «todavía hoy están empeñados en continuar por este camino, como nos muestran los testimonios de tortura de los últimos detenidos en Orereta».

El acto acabó con un llamamiento a participar en la marcha del sábado en Bilbo, en apoyo a los juzgados en la Casa de Campo. Y con un aurresku ante el lugar donde siempre ha estado el monolito, hoy vacío. Pero, como ocurre con la placa, hay cosas que pueden desaparecer físicamente, pero no borrarse de la memoria colectiva. Y, sin duda, la muerte de Joxe Arregi en comisaría un 13 de febrero de 1981 y su última frase («oso latza izan da») es una de ellas.

Los ultras mantienen la querella al Consistorio

El colectivo ultraderechista Dignidad y Justicia anunció ayer que mantendrá la campaña destinada a perseguir a los ayuntamientos en los que haya nombres de calles que considere que «provocan un importante daño moral y psicológico». Y, en este contexto, quiso precisar que ni siquiera va a retirar la querella interpuesta contra el Ayuntamiento de Zizurkil, pese a que éste haya aceptado retirar las placas de recuerdo a Joxe Arregi y Joselu Geresta.

La decisión de seguir adelante contra la institución dirigida por la jeltzale María Angeles Lazcano se justifica en que advierten un delito penal por «omisión», es decir, «por no hacer nada para solucionar el problema teniendo conocimiento de la problemática».

El resto de alcaldes señalados por este grupo son los de Donostia, Getxo, Lekeitio, Hernani, Tolosa, Etxarri-Aranatz, Durango, Etxebarri, Leiola, Arrigorriaga, Zornotza y Elgeta. Este último, Oxel Erostarbe, de Aralar, desveló hace unos días que Dignidad y Justicia ha confundido a Domingo Iturbe, un vecino del siglo XIX que da nombre a una calle, con el histórico dirigente de ETA Txomin Iturbe Abasolo. GARA

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