El presidente del gobierno español, en el BEC
El PSOE indica al PNV que es hora de Estatuto, no de Loiola
El PSOE dejó ayer tres cosas claras en su «Fiesta de la Rosa» celebrada en el BEC. La primera, que todos sus esfuerzos se concentran ya en las próximas elecciones autonómicas y el sueño de ganarlas. La segunda, que no es el momento de hablar de las conversaciones de Loiola sino del Estatuto y el Pacto de Ajuria Enea. Y tercero, que de lo que Zapatero quiere hablar con Ibarretxe es de la «Y vasca», innovación e investigación, no de cambios en el marco jurídico-político.
Iñaki IRIONDO | BARAKALDO
El pasado jueves el lehendakari afirmaba en un programa de radio y televisión que «yo no puedo aceptar que con el Gobierno Vasco se puede hablar de hospitales o de escuelas, pero que del derecho a decidir se habla con ETA, porque eso es lo que ha ocurrido siempre». Y alertó al actual presidente del Ejecutivo español de que si no pacta con él «estará entregando a ETA el timón de la política».
La respuesta pudo encontrarse ayer en el BEC. Frente al intento de Juan José Ibarretxe de volver a poner sobre la mesa los puntos abordados en las conversaciones de Loiola entre PSE, Batasuna y PNV, José Luis Rodríguez Zapatero le acusó primero de «dar la murga a la ciudadanía» y, después, adelantó que «el día 20, cuando reciba al lehendakari, le propondré acuerdos para acelerar la `Y vasca' y para apoyar la innovación y la investigación», y anunció que seguirá colaborando con las instituciones autonómicas en cuestiones que sirvan para mejorar el bienestar de la ciudadanía.
Para otros asuntos, le recomendó que hable «con las fuerzas políticas de Euskadi y especialmente con el primer partido en estos momentos, el PSE». Pero, como mucho, se podrá hablar en clave de reforma estatutaria, «autogobierno y más autogobierno». Porque ya explicó el propio Patxi López que «si unos hablan de Loiola -pervirtiendo y manipulando para sus intereses particulares un intento noble para conseguir la paz- yo hablo de Gernika, de Ajuria Enea, de unidad democrática».
José Luis Rodríguez Zapatero también quiso explicarle al lehendakari, Juan José Ibarretxe, lo que quieren los vascos y las vascas: «La gran mayoría de ciudadanos de Euskadi quiere que el futuro no sea como parte del pasado, no quieren la división, la confrontación de identidades, quieren la convivencia, el entendimiento, el respeto, quieren un rumbo seguro, un camino cierto, no quieren aventuras y mucho menos aventuras que traspasen las reglas del juego que nos hemos dado todos y que permiten autogobierno y más autogobierno, que permiten progreso, entendimiento, apoyo al euskara y que este pueblo tenga toda su identidad apoyada y respetada como he hecho desde que soy presidente del Gobierno».
Zapatero cerró sus menciones al lehendakari diciendo que respeta «que el PNV haya unido su destino al de Ibarretxe» y anunciando que seguirá «dialogando con el lehendakari, hoy con Ibarretxe y mañana con Patxi López». Esta frase da idea del tono preelectoral que tuvo todo el acto celebrado ayer por el PSE.
Hubo también momentos emotivos para los congregados, como cuando los diversos oradores, y sobre todo López, tuvieron un recuerdo para Isaías Carrasco, a cuya hija Sandra, sen- tada prácticamente en el centro del Pabellón, junto a la agrupación del PSE en Arrasate, ovacionaron los asistentes
A ETA quiso transmitirle el presidente del Gobierno español el mensaje de que no sabe de qué están hechos «los demócratas y los socialistas: de coraje, de dignidad, de valores y principios», a lo que añadió que su «afán de libertad es infinito». Concluyó la mención afirmando que «quiero que sepan todos los ciudadanos de Euskadi y de España que no pararemos hasta ver el final, hasta ver la descomposición de aquellos que matan, practican la violencia y amenazan». Después, exigió a todos los partidos, a los estatales y a los sólo vascos, «lealtad a la lucha antiterrorista», la misma que aseguró que ha tenido el PSOE en todo momento.
«No sólo somos víctimas»
Antes que José Luis Rodríguez Zapatero tomó la palabra Patxi López, desde ahora en calidad de candidato del PSE a unas elecciones autonómicas todavía no convocadas. Arrancó con un homenaje a la militancia del partido y, en especial, a aquellos que «resisten» en localidades como «Arrasate, Elorrio, Soraluze...», y fue mencionando diversos municipios donde es mayoritaria la izquierda abertzale.
Pero López quiso matizar que «los socialistas no hemos nacido y no existimos sólo para resistir y aguantar. Hemos nacido y existimos -explicó, advirtiendo de que era «lo más importante que tengo que decir hoy»- para cambiar las cosas. No sólo somos víctimas, vamos a demostrar que hay otra forma de gobernar, para conseguir una Euskadi mejor y en paz», concluyó volviendo a dejar asomar su perfil de candidato.
Patxi López reiteró que su partido «se implicó a fondo en el proceso de paz» y prometió que «no vamos a parar hasta ver la luz al final del túnel de la violencia terrorista».
A lo largo de su alocución no faltaron las críticas al lehendakari y al tripartito, al que ve «agotado en sus luchas internas». Invitó a Ibarretxe a no pensar tanto que las soluciones están en Montenegro, el Tíbet o Santa Cruz, y recordar que ya hay una fórmula con éxito que es la del pacto para el Estatuto autonómico. Y también le pidió que no se queje tanto de que lleva 199 días esperando a que Zapatero le reciba, porque él lleva desde 1998 esperando a que Ibarretxe llame a los partidos vascos para buscar «el diálogo y el entendimiento».
Y López se llevó otra ovación, porque ayer todo eran aplausos.
El eje central de la ``Fiesta de la Rosa» no fue el de hablar del derecho a decidir de la ciudadanía vasca -como la anterior vez que estuvo presente el presidente del Gobierno español, en 2006, en pleno proceso negociador con ETA-, ni siquiera el de acotar los términos del diálogo que Rodríguez Zapatero está dispuesto a mantener con el lehendakari. No. El BEC fue ayer, a un tiempo, una fiesta para celebrar los excelentes resultados obtenidos por el PSOE en la CAV y para lanzar oficialmente la candidatura de Patxi López a sentarse en Ajuria Enea, sueño que el partido acaricia tras ver los números del recuento del 9-M.
Para ello, el PSE reunió en el pabellón número 6 del BEC a miles de afiliados -la mayoría de ellos con muchas cuotas pagadas ya a estas alturas-, perfectamente alineados en las mesas preparadas al efecto, para degustar primero los ritmos sabrosos de una «batukada» atronadora por los miles de watios de sonido, después la llamada de los txalapartaris, el discurrir de los diversos invitados por el escenario, las intervenciones de José Antonio Pastor, Patxi López y José Luis Rodríguez Zapatero, antes de pasar a un menú compuesto por ensalada y carne con patatas. A los postres, música. Durante toda la jornada hubo instalada una churrería, hinchables para los niños, una barra de bar y un stand de las Juventudes Socialistas.
Los presentadores, Azucena y Mario, iniciaron sus intervenciones a pie del escenario, desde donde su imagen era enviada a las pantallas instaladas en el graderío en el que se agrupaban la mayoría de los jóvenes, que hacían las veces de «ilusionado» fondo de los oradores.
Presentadores y oradores reiteraron una y otra vez la victoria en las pasadas elecciones a Cortes y la esperanza de una futura victoria en las todavía indefinidas autonómicas, e insistieron en dedicar la fiesta a los militantes del partido.
El PSOE exhibió al inicio del acto todo su poder institucional, tanto la presentación de diversos cargos de distintas instituciones de la Comunidad Autónoma Vasca como de los llegados desde el Estado español para arropar a «lo mejor que tiene el PSOE», como dijo primero el secretario general del PSE de Bizkaia, José Antonio Pastor, y corroboró después Zapatero. Por el estrado pasaron una representación de los alcaldes «de siete de las diez ciudades más importantes», parlamentarios, la presidenta de las JJGG de Gipuzkoa, el presidente del Senado y diputados, delegaciones autonómicas del partido, los presidentes de Andalucía, Catalunya, Baleares, Aragón, Extremadura y Galicia, y hasta cuatro ministros. El más aplaudido, Alfredo Pérez Rubalcaba. Todo un símbolo. Y la mayoría de ellos, como el propio López y hasta Rodríguez Zapatero, vestían con ropa informal. Fue un desfile de la victoria en vaqueros.
Una fiesta que, llevada con «moderación y prudencia, como sabemos los socialistas» -en palabras de José Luis Rodríguez Zapatero-, pretendía ser «un anticipo de la próxima en la que estaremos aquí para celebrar la victoria de Patxi López en las próximas elecciones autonómicas». Y atronó la música y el pabellón fue una marea de ikurriñas y banderas rojas y blancas del PSE de plástico que la organización había colocado en la silla de cada comensal.
La vicelehendakari del Gobierno de Lakua, Idoia Zenarrutzabeitia, afirmó ayer al que el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, «pretende engañar a la sociedad vasca» ya que, en su opinión, no es cierto que el jefe del Ejecutivo sea, como afirma, favorable al diálogo.
En una rueda de prensa programada para responder a la intervención de Zapatero en el BEC, Zenarrutzabeitia manifestó que tras la «sonrisa dialogante» del jefe del Ejecutivo «se exhibe su verdadero talante: el rechazo, el no por el no, otra vez el portazo».
La vicelehendakari denunció que desde el PSOE se insista en que ni siquiera se va a entrar a abordar la propuesta remitida por el lehendakari al Palacio de La Moncloa.
En referencia a la invitación a «abrir un camino de acuerdo entre partidos políticos vascos para lograr una reforma estatutaria», Zenarrutzabeitia recordó el «portazo total y absoluto» que obtuvo el proyecto de nuevo Estatuto político remitido por el Parlamento de Gasteiz al Congreso de los Diputados al inicio de 2005 y «elaborado según todas las reglas de juego establecidas».
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente del EBB, Iñigo Urkullu, mantuvieron una reunión «discreta» en Madrid el pasado martes, víspera del envío de la carta de Ibarretxe a la Moncloa y del anuncio de la cita del día 20, según informó ayer «El País».
De todos los invitados que pasaron por el escenario para saludar a los asistentes, el más ovacionado fue el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, cántabro de quien en más de una ocasión los miembros del PSE han dicho que lo consideran como un socialista vasco más.