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GIRO Segunda etapa

Los favoritos marcan territorio con la victoria de Riccó

La dura llegada a Agrigento permitió testar el estado de los líderes. Christian Vandevelde no aguantó y, por un segundo, cedió el liderato a Franco Pellizzoti.

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Sólo han hecho falta dos jornadas para que los candidatos a protagonizar este Giro se hayan dejado ver. El duro final de la segunda etapa de la ronda italiana, con 207 kilómetros entre Cefalù y Agrigento, invitaba al espectáculo, e incluso a las diferencias. Y efectivamente, hubo de lo uno y de lo otro.

Al espectáculo, con mayor o menor éxito, se sumaron prácticamente todos los corredores fuertes del pelotón, incluyendo el Slipstream, que se esforzó durante toda la jornada para mantener la magglia rosa sobre los hombros de Christian Vandevelde, aunque su excepcional trabajo no pudo evitar que el liderato cambiase de barrio. Y es que muchos gallos habían marcado la jornada en rojo, no tanto por los primeros 180 kilómetros, en los que los aventureros de turno tuvieron la opción de lucirse, como por el complicado tramo final, similar a aquel Mundial de 1994 que se adjudicó Luc Leblanc. La victoria, además, podía llegar con premio añadido, gracias a las bonificaciones, aunque el irregular rendimiento que habían ofrecido algunas escuadras la víspera hubiera reducido considerablemente el ramillete de candidatos a tomar el relevo al frente de la general.

Más allá de los números, las rampas de Agrigento también se presentaban como uno escenario idóneo para marcar territorio, para comprobar en qué estado real llegan los favoritos a este Giro, pese a que todavía haya que rodar muchos kilómetros antes de que lleguen las jornadas decisivas.

Los aludidos aceptaron el envite, aunque hubo que esperar casi 200 kilómetros para que sacasen las uñas. Hasta alcanzar las puertas de Agrigento, la jornada, que amanecía con el abandono de Igor Astarloa, tuvo a sus protagonistas en las figuras de David Loosli y Jérémy Roy. Saltaban en el kilómetro 30 y, con el visto bueno del pelotón, siempre comandado por Slipstream, llegaron a superar los diez minutos de ventaja. Pero la aventura estaba condenada al fracaso, y sus propios autores se encargaron de acelerarlo con su falta de entendimiento. La caza se materializaba a cincuenta kilómetros del final, dando paso a una nueva etapa.

Tomando posiciones

La responsabilidad siguió recayendo en el equipo de líder, pero QuickStep con Bettini, LPR con Di Luca y Savoldelli, Astana con Klöden y Contador, Saunier con Riccó y Piepoli, o Liquigas con Pellizotti e incluso con Benatti, empezaron a tomar posiciones en una cabeza en la que había tortas por colocarse.

Se llegó así al duro circuito de Agrigento, donde el fuerte ritmo de David Millar propició los primeros reventones. Agotado también el escocés, los líderes tomaron el relevo para destrozar definitivamente el pelotón, aunque Joaquim Rodríguez aprovechó un breve momento de tanteo en la cabeza de carrera, ya muy reducida, para salir como un tiro. Pero el último tramo se le hizo muy largo al catalán, que acabó viéndose superando en la misma línea de meta por sus perseguidores, encabezados por Ricardo Riccó, que recuperaba la sonrisa para un Saunier muy necesitado de victorias -sólo Luciano Pagliarini lo había conseguido esta temporada, con una etapa de la Vuelta a California-. Junto al italiano entraban cuatro compatriotas, Di Luca, Savoldelli, Rebellin y Pelizzotti, nuevo líder de la general.

Una clasificación en la que la contrarreloj por equipos tiene aún mucho peso, pero en la que polvo y paja empiezan a separarse, aunque los líderes, lógicamente, no perdieran excesivo tiempo (ocho segundos Nibali, Piepoli y Kloden; diez Contador y Menchov -entraron en su mismo grupo Vandevelde y Juanma Garate, primer euskaldun-; veinte Leipheimer y Simoni; o casi un minuto Petrov y Soler).

Habrá que esperar, de todos modos, hasta el próximo viernes, con la llegada de la montaña y el primer final en alto, en Pescocostanzo, para que unos y otros confirmen y desmientan lo que apuntaron ayer.

Jornada para esprinters

No será hoy, desde luego, porque salvo sorpresa, la tercera etapa del Giro será también la primera oportunidad para que algún velocista pueda levantar los brazos. La tercera etapa, entre Catania y Milazzo, ofrece 221 kilómetros prácticamente llanos, con la única ascensión a la tachuela de Maletto, en el kilómetro 53.

Igor Astarloa, enfermo, no tomó la salida

El pelotón euskaldun sufrió ayer su primera baja, con el abandono de Igor Astarloa. El ermuarra, que podría haberse enfriado la víspera mientras esperaba al control anditoping, no tomó la salida, con síntomas gripales.

David Zabriskie fue evacuado con una vértebra rota

Una caída a cincuenta kilómetros del final se saldó con el abandono de David Zabriskie, que quedó ingresado en un hospital, con fractura de la primera vértebra lumbar. En la caída también se vio implicado Alberto Contador, aunque el madrileño pudo reincorporarse al pelotón sin mayores problemas.

DOS ETAPAS

Dos aventureros, Loosli y Roy, protagonizaron la primera parte de la jornada. Una vez cazados, a cincuenta kilómetros del final, comenzó una etapa nueva, en la que los hombres fuertes sacaron las uñas.

DIFERENCIAS

El duro circuito final permitió que se marcasen diferencias entre los líderes. Fueron mínimas, pero permitieron, por ejemplo, que Franco Pelizzotti se hiciera con el liderato, aunque fuera por un solo segundo.

«Al fin ha llegado la victoria», se congratula Riccó

«Al fin ha llegado la victoria», se felicitó Ricardo Riccó, que quiso mostrar su agradecimiento «a todo el equipo y, en especial, a Piepoli».

También a «Savoldelli, que ha hecho un gran trabajo para Di Luca e, indirectamente, ha provocado que pudiésemos jugarnos la etapa». El corredor de Saunier Duval aseguró que su triunfo «es una señal de que estoy bien», confió.

Franco Pelizzotti, por su parte, se congratuló por haber conseguido la magglia rosa, «un sueño que tengo desde que era niño».

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