Pitos a destiempo
Jon ORMAZABAL
Hacer cualquier tipo de reproche a esos incondicionales que siguen acudiendo a Mendizorrotza -ayer se consiguió la mejor entrada de la temporada, pero hubo que dar entradas y regalos y con lo que el equipo se está jugando 8.813 espectadores siguen pareciendo pocos- con lo que están aguantando da hasta un poco de vergüenza. Sin embargo, debe haber formas mejores de desatar la frustración acumulada que la de pitar a un jugador al entrar en el campo por muy mal que lo venga haciendo.
La expulsión de Eibar y la poca fogosidad demostrada por Raúl Sánchez, así como otras muchas actuaciones individuales y colectivas, merecen una reprimenda, pero habrá que encontrar mejores momentos, que por lo menos no perjudiquen, para hacerlo.
Llegados a estas altura y después de todo lo que se ha aguantado, a los aficionados albiazules no les queda otra que seguir haciendo ejercicios de fe y mostrar su enfado con el partido concluido, como hubo más de uno que lo hizo ayer al terminar el encuentro.