Tan lejos y tan cerca. El Athletic mereció algo más, pero acabó sin rematar la faena. Una pena, ya que el triunfo hubiera colocado a los bilbainos igualados en la clasificación con el Deportivo. Con los resultados de ayer, los gallegos siguen dependiendo de sí mismos en la última jornada, que jugarán contra el Villarreal, pero los rojiblancos deberán estar con la caña preparada en caso de un tropiezo coruñés.

Los vizcainos, que viajarán a Sevilla sin Del Horno, Susaeta y Fran Yeste -expulsado una vez terminado el partido por protestar airadamente a Velasco Carballo- terminarán la campaña en el Sánchez Pizjuán frente a los de Jiménez, que ya no se juegan absolutamente nada más que la honrilla. Por tanto, el entrar en la eliminatoria previa a la UEFA está difícil, pero no imposible para los rojiblancos, metidos en la pugna que les corresponde por plantilla e historial una vez que teóricos gallitos como Valencia o Zaragoza han completado campañas nefastas.

La primera parte resultó entretenida. El ritmo que le quiso imponer el Athletic al choque fue elevado y las constantes apariciones de Susaeta, junto con las peinadas de un Llorente que tocó todos los balones por arriba, complicaron mucho las cosas a los santanderinos. Los rojiblancos no generaron ocasiones claras de peligro, si exceptuamos una gran jugada individual del eléctrico interior eibartarra, pero sí que se asomaron en numerosas ocasiones al área de Toño. Bastantes más de lo que lo hicieron los racinguistas a la de Armando. Así, en una de esas llegadas, la parroquia pidió penalti a Llorente por agarrón al nueve local dentro del área. Pero Velasco Carballo, uno de los colegiados menos relacionados con el acierto en la Liga, decidió que allí no había pasado nada. Bajo esa tónica de intensidad se llegó al descanso. Restaban 45 minutos para que alguno de los equipos alcanzase tres puntos que les acercase a su ansiado objetivo.

La segunda parte arrancó más fría, con la maraña táctica de Marcelino intentado evitar las repetidas llegadas de los vizcainos en la primera mitad. El asturiano, que metió a Tchité para presionar más arriba, consiguió contener las llegadas del Athletic. En esa tesitura, la lesión de Iraola hizo que Caparrós diese entrada a Muñoz al centro del campo, en busca de mayor fluidez, y que viésemos a Gurpegi de lateral derecho.

El choque se acercaba a su fin en medio de muchos nervios y tensión soterrada que se hacían latentes en cada jugada. El público volvió a pedir penalti en unas manos de Oriol dentro del área de Toño, pero Velasco Carballo volvió a hacerse el sueco. Las perdidas de tiempo visitantes y las dificultades de los rojiblancos para acercarse con claridad a la zona de peligro cántabra, incluso con Aduriz -que, de nuevo, saltó quizá más tarde de lo debido al césped-, no crearon ocasiones claras.

Así las cosas, los minutos agonizaban en la despedida a San Mamés y los de casa se sumían en la impotencia, ya que no eran capaces de romper la muralla cántabra. El partido finalizó con la expulsión de Yeste una vez concluido el encuentro, por protestar al árbitro el pitar el final antes de que Del Horno efectuase un saque de banda.

Lo dicho, con el resultado de ayer la Intertoto está difícil, pero no imposible. El postrero gol de Mallorca en el Nou Camp deja al Racing peleando con los baleares por la plaza de la UEFA.