Comenzó la pretemporada lesionado y apenas pudo disputar 20 minutos en un amistoso en Tarragona. En tierras catalanas hizo un gol en su pírrica participación, pero la suerte parecía echada: si volvía Ezquerro, Garmendia se queda sin ficha. El basauritarra estuvo así hasta prácticamente el cierre del mercado veraniego. Finalmente, el riojano no accedió a las pretensiones de García Macua y el número ocho fue para el canterano. Se pasó casi toda la primera vuelta sin jugar y su marcha en enero, recomendada por el club, se vislumbraba. Sin embargo, ese mismo mes, el día 2, tuvo su oportunidad ante el Hércules en Copa.

Desde entonces el de Basauri ha aparecido en el equipo y se ha ganado un sitio en él por derecho propio. Pocos jugadores tienen su capacidad técnica y llegada en un equipo que ha estado a un paso de devorar a uno de los mejores proyectos de Lezama en los últimos años.