El título de la canción de los raperos de Selektah sirve para describir las palabras de Unai Expósito en Lezama. Sus declaraciones reflejan gran parte de lo vivido esta temporada por varios jugadores del Athletic. Al menos seis jugadores han visto cómo no entraban para nada en los planes de Caparrós durante el curso, pero han seguido trabajando en silencio.

Uno de ellos fue un fichaje bendecido por el míster y a los demás no se les comunicó que no se contaba con ellos. El de Gurutzeta se ha quedado fuera de amistosos donde se ha puesto en el escaparate a críos de 14 años y ha visto como Gurpegi o Ustaritz jugaban de lateral. En el caso de Tiko, el navarro actuó infiltrado a petición del entrenador en las dos primeras jornadas y después pasó al gulag, Cuéllar tenía «hambre» pero no se ha comido un rosco y que Prieto y Murillo sumen 200 minutos entre los dos es poco comprensible. Las palabras del de Ezkerraldea son el sentir de un grupo de jugadores comprometidos que han sufrido la escasa atención de su técnico. Un apartado a corregir la próxima campaña, si Caparrós no quiere que, al igual que en A Coruña, el vestuario le explote en las manos.