Iñaki Otxoa de Olza está en apuros. Inmerso en el proyecto 14 ochomiles sufrió congelaciones en dos dedos de su mano izquierda, aunque también se le resintió la derecha, cuando intentaba alcanzar el Annapurna (8.091 metros). A 100 metros de la cima, el navarro se dio la vuelta y acompañado por el rumano Horia Colibasanu descendió hasta el campo IV, mientras el ruso Alexei Bolotov, tercer integrante de la cordada, optaba por seguir hacia la cumbre sin que horas después se tuvieran noticias suyas.

A 7.400 metros de altitud, los problemas de salud de Otxoa de Olza fueron en aumento. Sufrió un ataque que le dejó medio inconsciente y con un cuadro de vómitos y tos.

Según informaba ayer su página web, ambos durmieron el lunes en el Campo 4 desde donde Colibasanu contactó con familiares del montañero navarro y con varios médicos que le facilitaron indicaciones sobre las pautas a seguir. Después, con las baterías de sus teléfonos móviles agotadas, se perdió contacto con los alpinistas. La misma página web señalaba que un equipo de escaladores internacional compuesto por rusos y suizos, que se encontraba en el campo base, había partido ayer en su busqueda.

El rescate se antoja complicado, teniendo en cuenta que el helicóptero no puede volar por encima de los 5.500 metros y a Otxoa de Olza le conviene bajar cuanto antes por una cuestión de oxígeno. El campo base se encuentra a 4.200 metros.

El iruindarra quería coronar su gigante número 13 abriendo un nueva variante por su cara Sur hasta la arista Este. El Annapurna, el primer ochomil conquistado por el hombre en 1950 tras la hazaña protagonizada por Maurice Herzog y Louis Lachenal, y el Kangchenjunga son sus cumbres pendientes.