Entre Iruñea y Carcastillo cuatro jóvenes músicos se han liado el pasado a la cabeza y reinventado las melodías, la actitud y el sentimiento de la música de los sesenta. Además, a Karatekas no les ha bastado con su oferta musical, sino que han añadido la magia de una serie norteamericana de dibujos animados de la admirada productora Hanna-Barbera («El oso Yogui», «Los Supersónicos»...) estrenada en 1960, que trataba sobre cuatro anodinos personajes (un padre de familia, un científico, un pastor de ovejas y un vividor) que, trasmutados en karatekas, se dedican a salvar a la humanidad de los peligros más variados (supersimios, alienígenas, científicos locos...) a ritmo de salvaje rock and roll. La serie fue cancelada en el capítulo tres por las quejas causadas por su alto contenido hedonista.

El alma de todo este cotarro setentero, divertido, refrescante y rupturista es Tamu Tamurai, voz y guitarra que ya estuvo en Las Foralettes, otra formación con visión exclusiva en los sesenta, y que se encarga de dar cuerpo, grosor y alma a la historia. Le acompaña Ang Lee To (Angelito, si se prefiere), actualmente también en Foralettes y que se encarga de la voz y batería. La toca de pie -caja y platos sólo- y es también un ex Electric Riders. Es puro nervio, tensión e inquietud. El grupo se completa con Ser Gi Ok, guitarra, y El Nuevo, bajo, que aún no se ha ganado otro nombre y del que se sabe que estuvo algún tiempo en Kerobia.

Karatekas se forma a finales de 2006 después de un concierto de Foralettes. Ang Lee To y Tamurai, «a las tantas de la noche y un poco perjudicados», deciden hacer un grupo, «como otras cuarenta veces antes de ese día». No saben muy bien por qué, pero en esa ocasión se cimenta la idea y comienza a tomar forma Karatekas.

«Ensayamos en Noain -precisa Tamurai-, en un agujero infecto, lleno de ravers y con la mayor densidad de Marshalls por metro cuadrado del mundo. Espero que la productora de la serie nos busque un lugar en condiciones ya». Local donde las charlas o las guías musicales giran alrededor de Buddy Holly, Bo Diddley, Los Brincos, Las Ronettes, Los Sonics (que no se perderán en su próxima actuación en Bilbo), Flaming Groovies, Barracudas, Eddie and the Hot Rods, Buzzcocks, Ramones... y cualquier grupo o solista que cruce armonía vocal con viejos amplis y un buen blanco y negro. Vamos, todo aquello que sirva para montar un guateque sesentero.

«Sí, nos gusta el vintage. De hecho sólo tocamos con instrumentos y amplis que hayamos visto en las portadas de nuestros discos favoritos... Es sólo por estética, aunque después suenen de pena. Rickenbaker, Voxxx y demás. Para la Gretsh aún no nos da», apunta Tamurai, quien se despide de nosotros al grito de Kiaaaa!!!