GARA > Idatzia > Mundua

Crónica | Cisma abierto en el PP

Rajoy resiste a la «caverna», que se amotina con San Gil de ariete

No se recuerda algo similar. El PP comenzó a agrietarse el día de las elecciones, pasó a discutir con las ventanas abiertas hace un par de semanas, y ahora se enfrenta ya abiertamente en la calle. Unos 250 simpatizantes se sublevaron ayer en Génova llamando «traidor» a su líder, Mariano Rajoy, que resistió y hasta dio un paso al frente en el interior. María San Gil, usada como ariete en el intento de asalto, callaba.

p028_f01.jpg

Ramón SOLA

La derecha española saca su vena más cainita tras la segunda derrota electoral. No se recuerda una pugna interna tan sucia; en Euskal Herria, habría que remontarse al cisma en UPN de mediados de los 90, con Juan Cruz Alli llamando «10%» al alcalde Alfredo Jaime, o a los entresijos de la escisión del PNV diez años antes, «pinchazos» y paraguazos incluidos. El PP siempre había presumido de cohesión, y esto hace más surrealista la escena de ayer en la calle Génova, con 250 simpatizantes gritando contra el líder.

La concentración, convocada teóricamente por sms pero alentada por la «caverna» mediática, y muy especialmente desde la Cope, contaba con dos puntas de lanza: María San Gil y José Antonio Ortega Lara. Ninguno de los dos habló. La todavía presidenta del PP en la CAV paseaba a esa hora su soledad por los pasillos y el escaño del Parlamento de Gasteiz. Si Rajoy esperaba algún llamamiento a la calma por su parte, como el que sí hicieron otros miembros del sector más ultra como Gustavo de Arístegui, se equivocó.

Arístegui previó un «espectáculo lamentable» ante la convocatoria de dos concentraciones enfrentadas. Se quedó corto. En realidad, sólo hubo una: la de la «caverna» que ha lanzado todo un ataque preventivo para evitar que Rajoy pueda mover un milímetro la línea fijada por Aznar. Los concentrados llamaron «traidor» y «cobarde» a la presumible mano derecha del líder, Alberto Ruiz Gallardón, que llegaba en ese momento a la sede. Exaltaron a San Gil y Ortega Lara. Le cantaron a Rajoy el «¡que se vaya, se vaya, se vaya; que se vaya y venga San Gil!». Y reivindicaron a Esperanza Aguirre.

A todo esto, hasta Génova ya llegan los cantos de sirena de Rosa Díez, que se destapó con una carta a María San Gil en ``El Mundo»: «Juntas seguiremos defendiendo esos principios. Juntas, mañana, pasado, siempre que haga falta, estaremos en la calle o donde haga falta para hacer ese trabajo que no queremos que tengan que seguir haciendo nuestros hijos (...) María, quiero volver pronto a ver tu sonrisa serena. Querida amiga, agur. Agur maitia».

«Hay que cambiar»

Los concentrados se mostraban seguros de que «Rajoy cae hoy». Pero en realidad dio un paso al frente. Mientras se oían gritos en la calle, el presidente del PP aprovechó un acto con alcaldes en la sede para ratificar que no tira la toalla y retó a la oposición a presentarle alternativa.

Rajoy defendió que «hay que cambiar» porque no ganaron el 9-M y porque ve que Zapatero también ha cambiado. «Si rectifica, si no vuelve a negociar con ETA, si es contundente contra el terrorismo y si las FSE siguen demostrando eficacia, es lisa y llanamente absurdo que el PP no le apoye», esgrimió. Y defendió un partido «independiente» de los poderes mediáticos.

Pero todo eso es ya «traición» para muchos de los cuervos que ha criado Rajoy y que compiten ahora para sacarle los ojos. Con los mismos argumentos, por cierto, que él ha usado contra el PSOE durante cuatro años.

 

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo