Grave enfermedad de un preso
Alertan de que los próximos días y semanas son «vitales» para Ibáñez
El movimiento pro amnistía ha expresado su alarma ante la grave situación que padece el preso político Mikel Ibáñez. Este vecino de Elgoibar se encuentra ingresado en el área de Oncología del Hospital Gregorio Marañón, donde comenzarán a tratarlo de inmediato con quimioterapia y radioterapia. El cáncer que padece puede extenderse a todo su cuerpo. Denunciaron el hecho de que no hayan recibido respuesta alguna a las incesantes demandas de excarcelación.
Oihana LLORENTE|
Mikel Ibáñez forma parte de la cruda lista de prisioneros que se hallan gravamente enfermos. Este vecino de Elgoibar está ingresado en el área de Oncología del Hospital Gregorio Marañón, donde será tratado en breve con quimioterapia y radioterapia para hacer frente al cáncer que sufre en el testículo derecho.
El movimiento pro amnistía ha alertado, además, de que el cáncer puede extenderse por todo su cuerpo, aunque este extremo no ha sido confirmado aún por las pruebas médicas.
Las palabras de la letrada de Ibáñez, Ainhoa Baglietto, describiendo su último encuentro con el represaliado, este pasado martes, fueron especialmente estremecedoras. Expresó que fue una «visita muy dura», y que lo encontró «en un estado moribundo, con un color amarillo y aquejado de muchísimos dolores».
El médico Endika Intxausti compareció también ante la prensa para ofrecer los detalles de la grave situación en la que se encuentra el elgoibartarra. Explicó que hace años a Ibáñez ya se le había diagnosticado diabetes y soriasis, unas enfermedades que, como precisó, «han estado bien controladas» durante todo este tiempo.
Apuntó, sin embargo, que en los últimos dos meses el elgoibartarra ha padecido «un importante bajón», mostrando signos de debilidad, desorien- tación y dolor. Con motivo de esta situación, informó de que Ibáñez fue trasladado en numerosas ocasiones hasta la enfermería de Soto del Real, prisión en la que se encuentra encarcelado en situación preventiva, sin que se solventara su situación. «Hasta que un día perdió el conocimiento y entró en coma», detalló Intxausti. Sucedió el pasado 19 de abril.
Una vez llegado a este punto, la dirección del centro trasladó a Ibáñez a la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital madrileño, donde comprobaron que sufría un coma hipoglucémico a consecuencia de la diabetes y la anemia.
Las pruebas médicas también alertaron de que padecía un tumor en el testículo derecho, linfoma que fue extirpado.
En la rueda de prensa, el médico no escondió su temor de que el cáncer pueda extenderse por todo el cuerpo, afirmando que «existe un gran riesgo» para ello. Calificó la situación del preso de Elgoibar de «muy grave» e indicó que los próximos días y semanas son «vitales».
Baglietto, visiblemente afectada por el estado de Ibáñez, denunció la falta de asistencia que ha padecido este vecino de Elgoibar. Informó de que tan sólo tres semanas después de sufrir el coma y hallarle el cáncer, fue dado de alta e ingresado de nuevo en prisión. Asimismo, explicó que Ibáñez no volvió al hospital hasta este lunes, cuando ella misma encontró a Ibáñez en un estado muy grave y exigió a la dirección del centro que adoptara esta medida.
Tres peticiones sin respuesta
Detalló que desde el mes de abril, han sido hasta tres las demandas de excarcelación interpuestas ante la Audiencia Nacional española por la defensa de Ibáñez, «sin que ninguna de ellas haya sido contestada», denunció con semblante serio. Precisó, además, que la única respuesta obtenida desde los juzgados ha sido el anuncio de que un médico forense visitaría a Ibáñez para estudiar el caso. Sin embargo, tal y como criticó su letrada, esa visita no se ha producido hasta la fecha.
Baglietto también desgranó ante la prensa la evolución de la enfermedad del preso al haber sido ella, mediante las visitas, «testigo de este deterioro». Recordó que Ibáñez, extraditado por el Estado francés, fue llevado a Soto del Real el 26 de febrero de este mismo año.
Apuntó que en cuestión de pocas semanas su estado ya empezó a deteriorarse y tuvo presente, de manera especial, la última visita en la cárcel, que tuvo lugar este pasado lunes. Describió que Ibáñez apareció a la cita sin poder valerse por sí mismo, en silla de ruedas y ayudado por un compañero de prisión, y que su situación física y moral era «totalmente baja». Lo que, tal y como apuntó la abogada, le llevó a exigir su hospitalización ante la dirección del centro.
El portavoz del movimiento pro amnistía Asier Birunbrales fue el último en tomar la palabra y en denunciar con contundencia la política penitenciaria de los estados español y francés. No dudó a la hora de calificarla como una «política de exterminio», e hizo alusión a medidas como la dispersión, la falta de asistencia médica o las prohibiciones a la hora de poder comunicarse con sus seres queridos, entre otras. Junto a estos mecanismos, Birunbrales recordó la aplicación, de facto, de la cadena perpetua que está siendo impuesta a decenas de presos políticos vascos. Y sentenció que con todo ello se ejerce el «terrorismo de Estado».
Tampoco dudó a la hora de señalar a José Luis Rodríguez Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba y Patxi López como «responsables» de esta política, y a Juan José Ibarretxe e Iñigo Urkullu como «colaboradores». Parafraseando al lehendakari, le preguntó cuántos segundos ha dedicado a esta cuestión.
Birunbrales se reafirmó en la necesidad de crear «una rebelión social» contra esta política de «venganza y crueldad» y animó a agentes y a ciudadanos a participar en ella.
El movimiento pro amnistía realizó ayer una concentración en la localidad natal de Mikel Ibáñez, en Elgoibar. Sus familiares y amigos denunciaron la grave situación que padece el preso, ingresado en un hospital madrileño.
Antes de que fuera extraditado por París el pasado año, Mikel Ibáñez fue arrestado en 1992 en Uruguay, que lo entregó el Estado español. En 1995, fue juzgado en la Audiencia Nacional acusado de sendos delitos de «colaboración» en un atentado y «participación» en otro, de los que fue absuelto por ausencia de pruebas.
GARA
En la rueda de prensa, Birunbrales instó a agentes sociales, sindicales e incluso a la Iglesia a que se planten ante esta política carcelaria que, a su juicio, sólo busca «la crueldad y la venganza». «Que no haya ni un preso muerto más», deseó.
Coincidiendo con el último viernes de mes, miles de personas salieron a la calle ayer en favor de los derechos del Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK). En Baiona se concentraron 51 personas, en Hendaia 45 y en Biarritz 28.
En Bilbo, se movilizaron en Sabin Etxea, 100 personas, y en el Arriaga, 242; en Arratia, 23; en Sestao, 55; en Lemoiz, 10; en Berriz, 32; en Ermua, 21; en Lekeitio, 110; en Mundaka, 25; en Zeberio, 21; en Ortuella, 23; en Ugao, 45; en Durango, 125; en Erromo, 45; en Portugalete, 70; en Barakaldo, 87; en Iurreta, 50; en Trapagaran, 23; y en Zalla, 35. En Algorta, con recuerdo especial para Anjel Figueroa, 382; en Gatika, 12; en Usansolo, 15; en Arrigorriaga, 32; en Ondarroa, 170; en Aulesti, 87; en Sondika, 13; en Gernika, 72; en Urduña, 40; en Galdakao, 110; en Zornotza, 69; en Busturia, 45; en Munitibar, 30; y en Larrabetzu, 45.
En Antzuola se concentraron 30 vecinos; en Azpeitia, 73; en Zumaia, 40; en Amezketa, 26; en Alegia, 25; en Usurbil, 73; en Elgeta 27; en Lazkao, 82; en Orio, 25; en Lizartza, 36; en Irun, 85 y en Donostia, 380. 60 lo hicieron en Beasain, 65 en Ordizia, 28 en Legorreta, 60 en Eibar, 65 en Urretxu-Zumarraga, 60 en Andoain, 205 en Errenteria, 82 en Bergara, 80 en Tolosa, 20 en Ikaztegieta, 19 en Anoeta y 60 en Lezo.
En Elizondo, donde se personó la Policía Foral con material antidisturbios, hubo 30; en Tafalla, 51; en Lesaka, 46; en Irunberri, 35; en Iruñea, 382; en Lizarra, 37; en Irurtzun, 25; en Berriozar, 60; en Barañain, 37; y en Viana, 20.
En Gasteiz se concentraron 480 personas. Los jóvenes del gaztetxe, que cumple veinte años, hicieron su homenaje a las personas represaliadas. Situados en distintos puntos de la Virgen Blanca, representaron las diferentes vulneraciones de derechos. En un comunicado final, aseguraron que «a quienes se empeñan en juzgar la rebeldía, en construir macrocárceles, llenarnos las calles de cámaras y más policía, queremos decirles que su esfuerzo por acallarnos es en vano, que seguiremos plantándoles cara». En todo momento estuvo presente el gasteiztarra Juan Carlos Subijana, preso en Seysses que está en huelga de hambre.
A los muros de esta prisión llevarán la solidaridad en una marcha organizada para el 7 de junio. También en Araba, 26 personas se congregaron en Aramaio, 27 en Araia y 15 en Murgia.
Jon Agirre Agiriano
Sufre artrosis, hernia discal, diabetes, miopía en los dos ojos, enfermedad de Dupuytre e hipercolesteriolimia, entre otras enfermedades.
Bautista Barandalla
Padece colitis ulcerosa y ulcera péptica, entre otras dolencias.
Anjel Figueroa
Sufre esclerosis mesial y epilepsia.
José Ramón Foruria
Le han diagnosticado cáncer en la vejiga.
Mikel Gil
Sufre depresión, ansiedad y desequilibrio de la personalidad, lo que lo ha llevado en más de un ocasión a autolesionarse.
Dolores Gorostiaga
Le han diagnosticado cáncer en un pecho, además de diabetes e hipertensión.
Gotzone López de Luzuriaga Padece cáncer de mama, del que fue operado en junio del pasado año.
Juan José Rego Vidal
Sufre una enfermedad cerebrovascular, diabetes, hipertensión y cataratas en los dos ojos, entre otras enfermedades.
Josu Uribetxebarria
Le han diagnosticado cáncer en un riñón.
Mikel Ibáñez
Después de entrar en coma, le diagnosticaron cáncer en un testículo.
Tres vascos más que prefieren preservar su identidad
aumentan a trece el número de presos gravemente enfermos. Estos prisioneros sufren enfermedades sicológicas.