Dicen los diarios de la Corte que las FARC querían realizar un atentado en Madrid contra un mandatario colombiano. Aquí, como en los ruedos, hay división de opiniones. Y esto lo conocen al haber caído en poder del Gobierno de Uribe unos ordenadores del comandante de las FARC Raúl Reyes, asesinado en territorio ecuatoriano durante un ataque aéreo y terrestre del Ejército colombiano. Las bombas lo arrasaron todo menos los ordenadores. Bombas inteligentes, sin duda.

De los 609,6 gigabytes de datos que contenían los discos duros, los de la prensa democrática extraen la conclusión de que los de las FARC son malísimos, feos y venden droga. De entre sus conclusiones, una curiosa: la existencia de un triángulo conformado por Hugo Chávez, las FARC y la ETA. Al parecer, querían atentar en Madrid con la ayuda de «los navarros» (sic).

Para certificar la autenticidad de las informaciones, Álvaro Uribe solicitó el peritaje de la Interpol, la madre de todas las policías. Y Uribe ha dicho que la Interpol ha dicho que las informaciones de los ordenadores son fetén. Si uno lee detenidamente el informe de 94 páginas, no saca iguales conclusiones, pero a los periodistas del reino se la trae al pairo.

El actual secretario general de la Interpol, Ronald K. Noble, antes trabajaba en el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Su presidente interino es el chileno Arturo Herrera Verdugo (de apellido), policía (en Chile) desde el año 71; y es interino porque el anterior presidente, el sudafricano Jackie Selebi, ha tenido que dimitir al ser procesado en su país por asuntos de corrupción. El mismo Álvaro Uribe pasa por malos momentos. Su primo y mano derecha, Mario Uribe Escobar (como Pablo, el de Medellín), está en prisión por su relación con los paramilitares. De su padre, al que mataron las FARC, andan diciendo que era narcotraficante.

Ahora resulta que el atentado de Madrid iba a ser en Madrid, sí, pero no en el de la Cibeles, sino en Madrid, municipio del departamento de Cundinamarca. Cerquita de Bogotá, donde se encuentra un centro de la Fuerza Aérea colombiana perteneciente al Ejército. No me veo yo a «los navarros», con nuestra por todos conocida parálisis pélvica, bailando la cumbia, aunque Chávez pague el viaje y tragos y canutos vayan por cuenta de las FARC.