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«Este libro es mi pequeña aportación a la recuperación de la memoria histórica»

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Juan Ibarrondo

Escritor

Juan Ibarrondo (Gasteiz, 1962) será uno de los escritores que protagonicen mañana el Encuentro de Autores Vascos en la Feria del Libro de Bilbo. La editorial Bassarai ha tenido que reponer los ejemplares de su novela «Las ruinas de la catedral nueva», que no dejan de despachar en su puesto del Arenal. Historia, literatura y política, sus tres pasiones, se mezclan en este su tercer libro.

Karolina ALMAGIA | BILBO

Sobrino de la desaparecida historiadora Micaela Portillo, Juan Ibarrondo ha alimentado su curiosidad por el pasado desde niño. Co-fundador de la librería Zuloa y del fanzine «Resiste», ambos ya cerrados, acaba de publicar su tercera novela, «Las ruinas de la catedral nueva».

Un título que puede llevar a equívocos.

En realidad, fue una casualidad, porque cuando yo empecé a escribir todavía no había ese boom sobre la Catedral Vieja de Vitoria. La Catedral Nueva empieza construirse en 1908, se paraliza a los pocos años y no vuelven a retomarla hasta los años 60. Siempre me había interesado esa primera etapa en la que llegan canteros anarquistas de Cataluña y Valencia a construir las gárgolas.

¿Pero qué tienen de especial esas gárgolas?

Mucho, porque esos canteros, a la hora de hacer las gárgolas, dieron rienda suelta a su imaginación con motivos muy alejados de la religión, como personajes de la época, denuncias contra la guerra... De todas formas, lo de la catedral no es más que un fondo en esta novela, no es el motivo principal.

Por eso decía que el título puede llevar a equívocos: alguien puede pensar que estamos ante otra novela más de enigmas y catedrales.

Nada que ver. No es una historia sobre la catedral, ni la nueva ni la vieja. Es una novela política que bebe de dos géneros que a mí me gustan mucho: la novela negra y la novela histórica.

Transcurre en dos tiempos: 1936 y 1997. ¿Cuál fue la primera intención a la hora de unir estas dos épocas?

Todo arrancó cuando me enteré de una decisión judicial que me pareció kafkiana y que tiene que ver con el cambio de nombre de una persona. A partir de ese dato real, imaginé el argumento. Tanto 1936 como 1997 son muy importantes para la reconstrucción de la memoria histórica y, en en ese sentido, este libro es mi pequeña aportación. Sobre todo, quería hacer ver que lo que sucedió en el 36 es algo reciente, que todavía está vivo. Esa represión tan terrible forma parte de nuestra manera de vivir el país. Estamos todavía atascados en un conflicto cuyas raíces hay que buscarlas en lo que sucedió entonces. Por eso el segundo plano transcurre en el 97, un año crítico: es el atentado contra Miguel Ángel Blanco, cierran el Egin, se detiene a la Mesa Nacional de Herri Batasuna y estamos en la antesala de la primera tregua de ETA.

¿Y por qué la conexión con México?

México es un país que no me es ajeno, tengo muchos amigos, he viajado varias veces allí, estuve en Chiapas... Quería meter también algo sobre el movimiento zapatista, que sigo de cerca.

Introduce personajes reales en medio de la ficción.

Sí, está el médico anarquista Isaac Puente y también Alfredo Donay, un personaje al que todo el mundo conoce en Vitoria por sus canciones, pero que mucha gente no sabe que fue un destacado dirigente de la CNT.

El estilo se aleja radicalmente de su anterior libro, «Retazos en la red».

Sí. Yo a veces digo en broma que con «Retazos en la red» escribí una novela sobre el futuro con un lenguaje del pasado, muy enciclopédico, y ahora he escrito una novela del pasado con un lenguaje más del futuro. «Las ruinas de la catedral nueva» tiene un estilo narrativo ágil, dinámico, fácil de leer. Últimamente estoy metido en la escritura de guiones y, seguramente por influencia del medio audiovisual, esta novela me ha salido con una estructura de secuencias que se cruzan. Mi intención era que el lector lo coja desde el principio y ya no lo pueda abandonar hasta el final.

 
Novela política

«Es una novela política que bebe de dos géneros que a mí me gustan mucho: la novela histórica y la novela negra»

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