En 1987 comenzaron los primeros bocetos de lo que en breve iba a ser el Villa de Bilbao. Gestionado en sus primeros años por el activo y dinámico Andoni Olivares, el Villa tuvo que desarrollarse en una ciudad sin infraestructura musical. De hecho, cada semana se improvisaba un posible local que sustituía a otro que la semana pasada había sido denunciado por algún vecino.

No obstante, si mal lo tenía el pop-rock, aún peor lo llevaban los vatios del heavy metal. Tanto es así, que en el frontón de La Esperanza (donde se celebraba el apartado metálico del concurso, a veces), alguien arrojó sobre su tejado una piedra de grandes dimensiones desde un terraplén vecino, volumen calcáreo que terminó reventado sobre la mitad de la pista. Evidentemente, ya no se volvieron a organizar más conciertos en el local.

La memoria también nos cuenta que, en cierta ocasión, se tuvo que improvisar un concierto en un local medio derruido en el Muelle de Urazurrutia. Allí tocaron Rock DAM, a ras de suelo y en lo que parecía el esqueleto de una cocina doméstica.

En realidad, las cosas no mejoraron demasiado hasta la afortunada construcción de Bilborock hace diez años.

El primer Villa tuvo lugar en la temporada 88/89. Ese año ganaron el concurso Tokio, en su apartado metálico, con accésit para los ondarrutarras Tu-K. En cuanto al lado pop-rock, los ganadores fueron Yo Soy Julio César, de Barakaldo, a quienes le siguieron La Cofradía, de Donostia y La Burla, de Cantabria.

Dos décadas

El Villa de Bilbao celebra sus veinte años de ruta con una serie de actos que se han celebrado a lo largo de esta semana. El musical, refiere al concierto que mañana se celebra en Bilborock y que reunirá a Zea Mays, Olimpic y Yo Soy Julio César. Los primeros se presentaron en el 98, a un año de su formación, y fueron la mejor banda por Bizkaia. Diez años después, se han convertido en una de las formaciones más densas y creativas de nuestra escena. Olimpic tocaron en 2007. Ellos reflejan las tendencias pop-rock más actuales de la escena local. Como premio especial, la banda de Getxo tocará en octubre en la legendaria sala Barbey, de Burdeos. La fiesta del Villa se completa con Yo Soy Julio César, que vienen a representar el candor del inicio, cuando había más voluntad que medios, y, de paso, a fijar el recuerdo de una intensa época, los ochenta, repleta de sensaciones y aventuras a color.

Yo Soy Julio César se formaron en 1983 tras la disolución de una pintoresca banda llamada Isidoro y su Colección de Puertas Plegables (1980-1983). Época en la que tanto Gipuzkoa como Bizkaia vivían un fuerte impulso local, motivado tanto por la Movida madrileña como por la enorme actividad que llegaba desde Gran Bretaña en formato punk o «nueva olero», aunque en la última época de los YSJC el rock australiano les marcó con fuerza. «Al principio fueron los Clash, los Buzzcocks, The Rezillos..., pero pronto se sumaron The Stooges. Luego fueron Radio Birdman, New Race, Lime Spider, The Saints, New Christs, Celibate Rifles...», recuerda Alfonso. También un ex Médanos de Singapur y Zarama.

Tiene mérito reunir a YSJC a 25 años de sus primeros días. Conseguir que Alfonso Herrero (guitarra) regrese desde Barcelona exclusivamente para la ocasión, que Arturo García vuelva a tocar la batería, cuando reside en Madrid y toca como músico contratado para artistas internacionales -ahora acaba de llegar de México-, y que Iñigo Eskubi (guitarra), Esteban Sánchez (voz) y Javi Losa (bajo) se animen a recordar los grandes éxitos que plasmaron a lo largo de dos maquetas y tres elepés: «Yo soy Julio César», «Nada es verdad» y «Lo estamos pensando».