La escritora Ana María Matute lleva ocho meses de hospital en hospital y sin poder por tanto terminar la novela que tiene entre manos. Pero ya ha recuperado el ánimo y, a sus casi 83 años, está «llena de proyectos de todo tipo» y sólo necesita «vida y salud» para desarrollarlos.

«A mis años, a la vida sólo le pido más vida», asegura Matute, quien ayer pronunció la lección inaugural de los cursos de verano de El Escorial. Vestida de blanco, «el color de las abuelitas», como ella dice, se ve obligada a ir en silla de ruedas por culpa de una lesión de rodilla que le produce «mucho dolor», pero conserva intactos su sentido del humor y su vitalidad, aunque, eso sí, sigue sin querer contar casi nada de su nueva novela, «Paraíso inhabitado», porque «da mala suerte» y porque si habla de ella, se le quitan las ganas de terminarla. Lleva escritas «más de 300 páginas» y sólo le falta el final de la novela y que espera poder empezar a escribir en cuanto vuelva a Barcelona. La historia que recrea comienza a finales de los años veinte y llegará hasta «los cuarenta o los cincuenta». En el libro se habla de la Guerra Civil, «pero no es una novela de la guerra», advierte.

Crónica de la guerra

Aunque lleva mucho tiempo embarcada en su «Paraíso inhabitado», asegura que no le está costando sacarla a flote. «Lo que pasa es que he estado ocho meses sin poder hacer nada», se queja esta mujer para quien escribir «no es un oficio, ni siquiera una vocación». Es su forma de ser y de estar en el mundo, «un camino de iniciación que no termina nunca».

Sí hay elementos de su vida en la historia de Adriana, la protagonista de su nueva novela, en la que «el deseo desempeña un papel importante. Siempre estamos deseando algo, yo por lo menos. Y a veces nos morimos sin conseguirlo, y eso es lo bueno porque es lo que nos alarga la vida», afirma la novelista.