Askatasuna alertó ayer de la gravedad del estado de salud del preso político de Iruñea Pello Sánchez por la enfermedad coronaria que padece como consecuencia de una lesión en la aorta que, según los últimos chequeos médicos, se ha agravado. Los facultativos ya subrayaron en febrero la urgencia de intervenirle quirúrgicamente para cambiar una de las válvulas mitrales del corazón de Sánchez.

Pero el del iruindarra no es el único caso entre los vascos encarcelados que haya visto retraerse el de por sí grave cuadro médico. Delante del Hospital Donostia, en el que sigue ingresado, aquejado de un cáncer, el vecino de Elgoibar Mikel Ibañez, el movimiento pro amnistía compareció ayer por la tarde para denunciar también el empeoramiento del estado de salud del prisionero donostiarra Juanjo Rego Vidal, que, pese a padecer múltiples enfermedades crónicas, sigue preso en Mansilla.

Mientras que Sánchez por su afección coronaria se suma a la lista de los catorce presos políticos vascos con enfermedades muy graves, Rego Vidal lleva ya casi trece años en ese censo sumando, una tras otra, nuevas afecciones generadas, según volvieron a denunciar ayer en Donostia, por las malas condiciones de vida que imponen las políticas penitenciarias de los estados francés y español.

«¿En qué país democrático?»

Desde el movimiento pro amnistía tienen claro que no se trata de ninguna casualidad, sino de una situación a la que fuerzan los propios gobiernos. En el caso de Rego Vidal denunciaron que «todo este sufrimiento tiene responsables directos: el Gobierno español del PSOE».

«¿En qué país que se dice democrático se ha visto esto?», preguntaron, a la vez que denunciaban con rotundidad el carácter «vengativo» de los estados para con los prisioneros políticos vascos.