Motörhead prolongan con dos días el explosivo estío de rock y metal
GARA | BILBO
Continúa el reguero de nombres históricos pasando por Euskal Herria. Ahora el turno es para Motörhead, formación británica que podría haber sido cabeza de cartel en el recientemente finalizado Kobetasonik, pero que por curiosas circunstancias del mercado, desplegará su efectivo sonido en dos días, sábado 19 y domingo 20, en Barakaldo.
Parece que no es sencillo imaginar a Lemmy Kilmister, gran ligón y bebedor, en otro tiempo que no fuera Motörhead, pero lo cierto es que a principios de la década de los setenta fue parte de una formación cosmogónica llama Hawkwind (aún en activo), muy dada al rock espacial. No obstante, y a pesar de la imaginación necesaria para estar en la banda, parece que Lemmy se pasaba demasiado con las sustancias sicotrópicas, por lo que fue expulsado de la comuna musical que era Hawkwind.
Tras la marcha en 1975, Kilmister dio vida a una banda llamada Bastard. El mánager del grupo le sugirió que con ese nombre no se puede ir muy lejos, por lo que Lemmy optó por rebautizarse -seguramente su única concesión a la mecánica del rock- como Motörhead, nombre de calle con el que el que se define a un consumidor de anfetaminas.
«Motörhead» se publicó en 1977 por el sello independiente Chiswick, más dado a los sonidos suaves. El matrimonio no convenció a ninguna de las partes y «Overkill» apareció con el sello Bronze. A partir de aquí, «Bomber», «Ace of spades» y «No sleep`til Hammersmith», transportaron al trío a lo más alto de su carrera, con Lemmy Kilmister, Phil Philty Animal Taylor y Fast Eddie Clarke como la formación más completa, salvaje y engrasada de toda su historia.
Con altibajos, con Lemmy incluso seducido por el country, Motörhead han superado al tiempo y aquí llegan para descargar lo más duro de su repertorio. Su último álbum, «Kiss of death», publicado en 2006, mantiene el tipo y aventura dos buenas noches.