En la galopada represiva contra ciudadanos vascos y sus ideas hace tiempo que se rebasaron todos los límites, hasta los más remotos, de los sistemas punitivos occidentales. Atrás, muy atrás, han quedado leyes, derechos, garantías... superados todos por la estrategia de tierra quemada que desarrollan los aparatos de unos estados evidentemente sobrepasados por la perseverancia de una parte muy importante de este pueblo.

La campaña contra Iñaki de Juana Chaos va cumpliendo, una por una, todas las rutinas establecidas para legitimar cada nuevo hito en esa escalada hacia el estado de excepción encubierto. La historia nació en el despacho del director de un medio de comunicación, tomó forma con el eco de los tertulianos en pléyade, maduró con las declaraciones del corifeo político más reaccionario y ha llegado a su meta con la iniciativa de la Fiscalía de la Audiencia Nacional para que se embargue el piso de la compañera del prisionero vasco. La cadena perpetua no bastó para apagar la sed de venganza. Han empujado de nuevo a De Juana a defenderse con lo único que aún le queda: su propia vida.