Se habla de alianzas entre PSOE y PP contra el terrorismo, cuando debe hablarse de alianzas en la toma de medidas para resolver el conflicto vasco. Se condena una parte de los hechos y se dice una parte de toda la verdad, si no son capaces de hablar de todas las verdades y condenar todos los hechos, evitemos hablar de condenas y de una sola verdad porque eso significa mentir y jugar sucio.

Resolver el conflicto vasco no tiene nada que ver con detenciones, tortura, dispersión de presos, ilegalización y suspensión de partidos políticos de la Izquierda Abertzale, gastar nuestros impuestos en sueldos a policías y guardaespaldas, quitar nombres y placas a calles y plazas, adueñarse de vivienda y propiedades de presos que han cumplido más de su condena, filtrar y mediatizar la información en los medios de comunicación españoles acerca de lo que verdaderamente está sucediendo en el País Vasco, hacer campaña en contra del euskara, intensificar el odio y el resentimiento de familiares de víctimas, provocar deseos de venganza de unos y de otros.

Hay juego sucio contra la izquierda abertzale desde hace años, hay gente infiltrada y contratada, incluso han contratado a profesionales para acomodar la historia a su conveniencia, hay teléfonos pinchados, noticias distorsionados, verdades ocultas, continúan las detenciones injustas y gente que ha pasado la mitad de su vida en la cárcel sin haber tocado nunca un arma, ni haber cometido más delito que tener un ideal y convicción política. Y no hablemos del trato y tortura hacia los presos políticos vascos en todos esos años de prisión. De todo esto no se habla, ni se admite ésta y otras verdades.

Mienten a los ciudadanos diciendo haber acabado con ETA, haber detenido a los más activos y peligrosos comandos de ETA, incluso mienten al hablar de sus peligrosas intenciones de atentar contra niños o secuestrar o matar a tal o cual concejal del PSOE. Los políticos intentan justificar sus actos criminales y terroristas culpabilizando al otro y eso es de cobardes, siempre he tachado de poco inteligentes y de una gran hipocresía a los políticos, pero ahora además pongo de manifiesto su cobardía al justificar con mentiras absurdas sus actos.

Si realmente los políticos quisieran terminar con el conflicto vasco, primero, olviden la palabra condena, deben reconocer que víctimas somos todos, incluidos presos, torturados y sus familiares, admitir y prohibir la tortura, apoyar a los vascos a unirse en la toma de sus propias decisiones, apoyarles en su derecho a decidir su futuro político, parar de inmediato detenciones y juicios, terminar con la dispersión y la tortura hacia los presos políticos vascos, dejarse de paranoias y dejar de contratar gente para servir de espías, dejar de inventarse nuevas leyes que culpabilicen inocentes vascos, permitir que la izquierda abertzale tenga una participación política en la búsqueda de soluciones y retirar de inmediato toda la policía española del territorio vasco.

Si después de lo dicho sigo viva y en libertad, me ofrezco para dar cursos de resolución de conflictos a nuestros queridos políticos.