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Un cine alemán que fue nuevo

«Trabajo ocasional de una esclava»

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M. I. | DONOSTIA

Se podría pensar que se trata de una reposición, pero no, es un estreno en toda regla. «Trabajo ocasional de una esclava» no fue distribuida en su época, como tantas otras creaciones de Alexander Kluge, consideradas minoritarias o reservadas a salas de arte y ensayo en el mejor de los casos. Fue el más políticamente activo de los firmantes del manifiesto de Oberhausen, que sentó las bases del Nuevo Cine Alemán. Además de ocuparse de las negociaciones con las autoridades para conseguir ayudas, practicó un cine militante a lo Godard volcado en la experimentación. En 1973 realizó este duro docudrama protagonizado por su hermana Alexandra Kluge, que encarna a una mujer revolucionaria y comprometida socialmente, a raíz de su paso por la cárcel en relación con la práctica de unos abortos, realizados para mantener a su marido estudiante y a sus hijos. De esta manera se muestra la situación de las mujeres en la Alemania del milagro económico, obligadas a trabajar dentro y fuera de casa, y cómo una de ellas se rebela contra un sistema machista y explotador. Kluge mezcla la ficción y el documental, junto a todo tipo de recursos narrativos, introduciendo dibujos, intertítulos o voz en off.

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