El profesor Gió Salzano, presidente de la Fondazione Pitti Arte de Florencia, presenta en Donostia una exposición consti- tuida por más de cien «falsificaciones legales» de Joaquín Sorolla. Junto a las perfectas obras «del artista valenciano» pintadas en óleo sobre lienzo, también se pueden admirar otras de Goya, Van Gogh, Monet o Vermeer. Cada cuadro es vendido con un certificado con la firma del segundo autor, pero Salzano asegura que «valoramos enormemente el primero».

El concepto de «falsificación legal» -cuenta Salzano- procede de la idea de agrupar a los mejores falsificadores, «sacarlos de la sombra y ponerlos a la luz en plena legalidad», porque los pintores deben trabajar «por el bien, no por el mal».

Existe, además, una diferencia con los copistas, ya que éstos últimos pueden reproducir cualquier cuadro de cualquier manera, mientras que los falsificadores de Pitti Arte, tal y como señala su presidente, estudian durante años a un pintor y se especializan en él. «Es un trabajo duro», asegura.

Aunque en total son 48 pintores los que conforman la empresa italiana, en el Hotel María Cristina se encuentran cerca de cien obras de Sorolla, junto a otras veinte de diversos artistas, todas ellas realizadas por unos veinticinco pintores que cuentan con una experiencia de más de veinte años.

Clientes famosos

En 1984, Salzano compró en una subasta una obra de Giorgio Chirico, «Piazza d'Italia», que resultó ser falsa. Le engañaron. Sin embargo, pensó que el autor no podía trabajar para «defraudar» a la gente. De ahí surgió la idea de reunir a todos los pintores en un grupo legal. Fue una idea «simple», pero, a la vez, «grande». Su país, Italia, es el lugar donde más falsificadores ha habido. Hoy en día, sin embargo, no lo es, gracias a la legalidad. Parece ser que ahora el «nuevo mercado» es China.

Frank Sinatra, Arnold Schwarzenegger, Sofia Loren y Richard Nixon se encuentran entre quienes disfrutan de alguna «falsificación legal» de obras de autores muy conocidos.

El hasta ahora último personaje ilustre que ha visitado la muestra del María Cristina, según comenta Salzano, fue «el gran Bruce Springsteen», quien, aprovechando su reciente estancia en Donostia, la visitó y quedó «cautivado» por el arte de los pintores de Pitti Arte.

Entre tantos clientes, Salzano cuenta con miles de anécdotas que le han ocurrido en estos años, como la del cliente árabe que se quedó enamorado de una obra de Van Gogh y pensó que era verdadera. «Pero lo más gracioso es que, aunque tenía un precio aceptable, de 1.900 euros, él pedía descuento».

El precio de cada obra oscila entre los mil y los tres mil euros, por lo que Salzano comenta que no hay que ser «multimillonario» para adquirir un cuadro de estas características. Asegura, además, que las ventas van aumentando con el tiempo y que, a pesar de que existe «una mediana-grande crisis financiera», en estos días son «los únicos vendedores de Donostia», ciudad que, «como siempre», ha acogido a Pitti Arte con los brazos abiertos.

La exposición de las obras, que son «exactamente iguales a las originales», permanecerá en la ciudad hasta el 31 de agosto.