La mañana de ayer amaneció con sintomas de una resaca considerable. El miércoles se lanzaron las llaves desde el balcón de la casa consistorial, que abrió las puertas a cinco dias intensos de fiesta. Y así va siendo, sobre todo el primero, ya que aunque la noche no fué demasiado transitada, hubo buen ambiente, y la gente respondió a las exigencias de un comienzo de fiesta.

Fué ayer, aún así, la primera jornada completa, en la que desde la mañana animó a un gran número de bestazales. Empezó con una tranquilidad relativa, que cedió el primer plano sobretodo a los txikis. Estos salieron a la calle desde primera hora para disfrutar de las actividades que les deparó el Haurren Eguna.

A pesar de todo, el protagonismo lo acaparó la Karrikaldia, que aunó tradición, cultura y mucha participación en la plaza Jaques Portes. Las propuestas planteadas por el colectivo organizador Ibaialde se repetirán hasta fin de fiestas pero, al igual que ocurre con el Haurren Eguna, su estreno incentivó expectación. Sobre las 16.30 dantzaris venidos de Zuberoa fueron los encargados de ir calentando motores con el breve espectaculo «Aidez aire». Seis de ellos deleitaron con una pequeña muestra de la danza de este herrialde a cerca de las 400 personas reunidas en torno al escenario a la vera del Castillo Viejo baionés.

«Lugar de encuentro»

El turno de los bertsolaris llegó después. Los jóvenes Bixente Lucu, Maiana Irigoyen, Paxkal Iriart y Ximun Cazaubon junto con el gai-emaile Patxi Iriart hicieron referencia al ambiente festivo y a alguna que otra anécdota, como el giño que le hizo Cazaubon A Irigoyen por su bertso de la apertura de fiestas en el balcón del ayuntamiento. La juventud de estos fue virtud y, a su vez, quizá defecto, porque, bien por la presencia del público o bien por la falta de experiencia cometieron algún que otro error, al los que los expectadores no parecieron darle demasiada importancia.

El presidente de Karrikaldi Jean-Marc Landarretche pidió de manera muy acertada aplausos para ellos, sobre todo «a los que no comprendian el euskara». Y es que uno de los objetivos de esta iniciativa según Landarretche es «acercar la cultura vasca a la calle, popularizarla, y que vaya así teniendo una mayor presencia en el programa de las fiestas». Landarretche aplaudió la aceptación de la Karrikaldia, pero reconoció al mismo tiempo que trabajan por «una mayor profundización de la oferta».

Tras los bertsularis tomaron el relevo los cantos de la mano del grupo de jóvenes Lagunak llegados de diferentes localidades de Nafarroa Beherea. Todos los participantes fueron de corta edad, uno de las intenciones de la organización, como apuntaban, «para dejar claro que la cultura vasca no es un elemento del pasado, y que tiene, por lo tanto, continuidad asegurada».

«Baiona es vuestra» lanzó el Rey León en su despertar desde lo alto del balcón de la alcaldía, ante el griterio de miles de niñas y niños allí reunidos. Durante la mañana al menos fueron los protagonistas, con el encierro txiki y el desfile de Baionako haurren tanborrada.

Bajo un sol poco compasivo, los niños fueron ellos mismos con la entrega que les suele caracterizar. Corrieron durante horas delante del toro de cartón, y después de tanta intensidad, soportaron la espera la comida que les organizaron.