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Afganistán sueña con su primera medalla

Afganistán es un nombre que nunca ha aparecido en el medallero. Es más, hasta la fecha, sus representantes acudían a los Juegos por invitación, no por clasificación directa. Pero un deporte, el taekwondo, y un nombre, Nesar Ahmad Bahawi, ya están cambiando esta historia.

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Thibauld MALTERRE

En el cuarto piso de un edificio de Kabul, entre el ronroneo de un grupo electrógeno y los gritos que puntúan cada golpe, el subcampeón del mundo Nesar Ahmad Bahawi (23 años, 1,86 metros de altura) se entrena para dar a Afganistán su primera medalla olímpica. «No voy sólo para participar, si entreno así de duro, a razón de seis horas al día, es para lograr una medalla», afirma uno de los favoritos en la categoría de -68 kilos. «Practico el taekwondo desde los once años. De niño, adoraba las películas de artes marciales, y escogí ésta porque se especializa en los golpes con los pies», prosigue sonriente.

Tras él, un grupo de adolescentes y jóvenes ensaya con convicción potentes golpes, acompañando sus movimientos con fuertes gritos. Pocos pueden permitirse la compra del dobok (kimono) tradicional, y la mayoría se conforman con un pantalón de chándal y una camiseta. Todos sueñan con un logro como el de Nesar Ahmad Bahawi, al que la plata en el Mundial de 2007 le valió como pasaporte a los Juegos.

«Es la primera vez que un deportista afgano se califica para unos Juegos por sus resultados, sin beneficiarse de una invitación», subraya entusiasmado Ghulam Rabani Rabani, presidente de la Federación Afgana de este deporte. La delegación afgana está compuesta por cuatro deportistas. Junto a Nesar Ahmad Bahawi, otro taekwondista y dos atletas, uno de ellos mujer.

Disciplina olímpica desde el año 2000, el taekwondo es un deporte con mucha afición en Afganistán. «Hay más de 25.000 personas federadas y unos 700 clubes. Los afganos aman los deportes de combate y el taekwondo fue el primero en ser introducido en el país, a inicios de los setenta por un maestro estadounidense», explica Rabani.

El consabido problema económico

En la actualidad, el mayor obstáculo para su desarrollo es el financiero, a pesar de la ayuda que reciben por parte de una fundación coreana que paga a un entrenador y aporta material. «Los integrantes del equipo nacional reciben del Gobierno una subvención de 16 dólares mensuales», se lamenta el presidente de la Federación.

«No comprendo por qué no recibimos más ayudas. Entiendo que la droga es un problema mayor en este país, pero si la gente hace deporte, no se droga. Me gustaría que todos los afganos hicieran deporte para poder eliminar el problema de la droga», apunta el subcampeón mundial.

A su juicio, una medalla en Beijing podría acelerar la toma de conciencia: «Cuando obtuve la segunda plaza en el Campeonato del Mundo se inscribieron centenares de personas. Los profesores de todos los clubes me llamaron para darme las gracias. Ojalá pase lo mismo después de los Juegos».

 

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