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El polvorín del Cáucaso

Rusia extiende el frente de guerra en respuesta a Georgia

Rusia ha respondido a la ofensiva georgiana contra sus aliados de Osetia del Sur bombardeando objetivos estratégicos georgianos, incluida Kodori, enclave abjaso en manos de Tbilissi. El teatro de la guerra se amplía peligrosamente.

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Dabid LAZKANOITURBURU | DONOSTIA

Mientras columnas de blindados rusos acudían en auxilio del enclave de Osetia del Sur, atacado por el Ejército georgiano desde la medianoche del pasado jueves, Moscú optó ayer por abrir nuevos frentes en la guerra contra Tbilissi. Contaba para ello con la ayuda de sus aliados de Abjasia, territorio igualmente irredento dentro de las fronteras oficiales de Georgia.

Así, bombarderos rusos atacaron ayer la localidad de Gori, en el norte de Georgia, provocando un número indeterminado de víctimas civiles. Paralelamente, la aviación rusa bombardeó las aldeas de Sakeni y de Bas-Kvaptchara, en las gargantas de Kodori, único sector de Abjasia bajo control georgiano. Bajo cobertura aérea rusa, las milicias independentistas abjasas lanzaron una operación para expulsar a los georgianos de aquellas estratégicas gargantas.

El Gobierno georgiano confirmó estos ataques aunque aseguró que logró repeler esta contraofensiva abjasa.

Más allá de la propaganda de guerra de uno y otro bando, lo que parece claro es que Rusia ha optado por extender el teatro bélico, algo que no interesa a Georgia, que optó, a todas luces de forma temeraria, por iniciar las hostilidades por el eslabón más débil, Osetia del Sur.

El Gobierno de Georgia denunció ayer que la aviación rusa trató sin éxito de destruir un tramo del oleoducto Baku-Tbilissi-Ceyhan, joya de la corona de los intereses energéticos estadounidenses en el Cáucaso Sur. Aseguró además que aviones rusos atacaron el puerto georgiano de Poti, sobre el Mar Negro, clave para el transporte de las riquezas del Mar Caspio hacia el Occidente europeo.

El Ejército georgiano asegura haber abatido diez aparatos rusos y treinta carros de combate. Moscú reconoció la pérdida de dos aviones después de que la televisión georgiana Rustavi 2 mostrara imágenes del cadáver de un piloto ruso y el carnet de identidad de otro, supuestamente apresado.

Ambos bandos negaron, por supuesto, haber atacado objetivos civiles. El Kremlin se limitó a asegurar que «simplemente estamos restaurando el orden anterior a la agresión» georgiana contra Osetia del Sur.

El presidente georgiano, Mijail Saajachvili, calificó de «infundio flagrante» el balance de 1.600 civiles osetos muertos en los bombardeos georgianos.

El Gobierno de Tbilissi, por su parte, cifró en 150 los muertos del lafo georgiano en el transcurso de dos días de enfrentamiento., de ellos una cuarentena de civiles.

Decenas de miles de osetos, 30.000 de un total de cerca de 80.000, han huido a la vecina y hermana Osetia del Norte, república norcaucásica dentro de la Federación Rusa, lo que da una idea del pavor ante los ataques del Ejército georgiano.

Mientras estos miles de desplazados huían por la carretera que lleva a Vladikavkaz, capital de Osetia del Norte, columnas de blindados rusos y centenares de brigadistas osetos se cruzaban con ellos pero en sentido contrario. Indignados por el ataque georgiano y dispuestos a «luchar por nuestros hogares», muchos de estos brigadistas evocaban la inminente llegada de refuerzos provenientes de otros enclaves del Cáucaso, preferentemente de Abjasia, con la que el Gobierno independentista de Osetia del Sur habría alcanzado un acuerdo de asistencia mutua en guerra.

48 horas después del ataque georgiano, la situación era confusa en torno a la capital surosetia, Tskhinvali. El Ejército ruso anunció ayer al mediodía que había «liberado completamente la ciudad de fuerzas georgianas». Por contra, Tbilisi insistía ayer en que seguía controlando la capital. Con todo, el Ejército georgiano reanudó por la tarde sus ataques artilleros contra este bastión osetio, en una muestra de que la situación está lejos de estar bajo su control.

Estado de guerra

Paralelamente, el presidente Saajachvili decretó el «estado de guerra» -en la práctica la ley marcial- tras una reunión del Consejo Nacional de Seguridad.

A nadie se le escapa la abrumadora superioridad del Ejército ruso sobre sus enemigos georgianos. Estos cuentan con un Ejército de 11.000 efectivos, frente al millón largo de soldados rusos, a los que hay que sumar 20 millones de reeservistas. Rusia cuenta con 1.700 aviones de combate, frente a los escasos cuatro operativos de que dispone el Ejército georgiano. De ahí que Tbilissi insistiera ayer en pedir implicación occidental.

Desde Beijing, el presidente de EEUU, George W. Bush, llamó al fin inmediato de los combates y apeló a Rusia a poner fin a la crisis. Escasa contundencia habida cuenta del sostén occidental a Georgia tras la llegada al poder de Saajashvili al calor de una «revolución de colores» similar a la ucraniana en 2003.

La mayoría de los analistas coinciden en que Occidente no hará nada que pueda avivar un conflicto abierto con la «nueva Rusia» de la era Putin.

En esta línea, la respuesta de Moscú es calificada de zarpazo del Oso ruso tras una operación militar georgiana muy arriesgada y que podría volverse finalmente en su contra.

Con sus bombardeos, Rusia advierte a Georgia que no está dispuesta a admitir anexiones por la fuerza. Ello tampoco implica que vaya a apoyar abiertamente las ansias separatistas de Osetia del Sur y de Georgia, porque ello podría abrir la Caja de Pandora en todo el Cáucaso.

VISITA DE PUTIN

El actualmente primer ministro ruso, Vladimir Putin, viajó a la capital oseta, Vladikavkaz, desde la que aseguró que Georgia ha perdido la posibilidad de consolidar su exigencia de soberanía sobre todo el territorio del país.

OLIMPIADAS

Pese a que se anunció la retirada de los atletas georgianos de los juegos olímpicos, el presidente Saajashvili ordenó a última hora de ayer que sigan en Beijing y «luchen con aún más pasión y determinación por el honor del país».

MEDIACIÓN

Londres anunció ayer que una delegación de la UE, la OTAN y la OSCE ciajará a Georgia para intentar arrancar un alto el fuego. La Presidencia francesa de la UE anunció una reunión de ministros de Exteriores a comienzos de semana y a instancias de Polonia.

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