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ANÁLISIS crisis económica

Soberanía económica y lucha por los derechos sociales y laborales

Elkartzen arranca su análisis desde la premisa de que el capitalismo está en crisis y aboga por un nuevo modelo económico que asiente sus bases en un sistema solidario entre clases, géneros, con la naturaleza y con todos los pueblos de la Tierra.

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ELKARTZEN Movimiento por los derechos sociales

El capitalismo está en crisis. El sistema no cuenta con las virtudes que se cantan, provoca más desastres de los que se reconocen y está asentado en bases más inestables de las que se supone.

Desde mitad de los años 70 del siglo pasado, se encuentra sumido en una crisis de larga duración y en el último año se ha hecho palpable un nuevo punto de inflexión. Las características de este nuevo pico se podrían resumir en que se ha dejado funcionar al mercado sin ningún tipo de regulación. Esto ha provocado las burbujas financiera e inmobiliaria. Asimismo, se producen alzas de precios en los alimentos y los hidrocarburos, ya que el sistema los convierte en los nuevos nichos de especulación a través de los mercados de futuros.

Los sectores que habían sido el motor de la economía -Construcción y Consumo- tocan techo. La Construcción toca techo en el Estado español y, aunque en menor medida gracias a la obra civil, en Euskal Herria también. El consumo decrece porque cada vez hay menos dinero en manos de la clase trabajadora por el proceso de concentración de rentas, que ha impulsado la patronal con el amparo de una clase política que ha legislado en ese sentido. Ese proceso ha propiciado la precarización de las condiciones laborales y la privatización de los derechos sociales.

La intoxicación ideológica no se refiere sólo a las virtudes del mercado, sino también a la política necesaria para salir de la crisis. Se oculta la crisis del capitalismo como sistema hablando de desaceleración y se exige al sector público que permita, con nuevas legislaciones, mayores cotas de explotación de los recursos humanos, naturales y medio ambientales, y que además trasvase más dinero público a sus negocios privados, a la vez que les libere de impuestos y cargas sociales.

La patronal y los políticos profesionales ya han realizado su opción. Han confeccionado una estrategia y una serie de medidas de manera unilateral, dejando bien a las claras que la clase política en Euskal Herria se ha alineado con la patronal para hacer frente a la crisis.

Pretenden reflotar el sistema capitalista. Quieren poner sobre la espalda de la clase trabajadora la responsabilidad de la crisis. Durante los periodos de gran acumulación de riqueza han privatizado los beneficios y ahora pretenden socializar las pérdidas. Las medidas que proponen para recuperar la tasa de beneficio son diferentes:

-Reducir los costes laborales: reforma laboral que se nos va a imponer desde Madrid, 65 horas y ampliación de la edad de jubilación como medidas que vienen desde Europa...

-Intervención pública destinada al beneficio e interés privados: Invertir dinero público en intereses privados: TAV... Medidas para reflotar el sector de la Construcción: pregonan promoción de más Vivienda de Protección Oficial en propiedad, en su mayoría la de Precio Tasado, para las rentas medias-altas con el objetivo de mantener el sector. A la vez, para maximizar beneficios, proponen subidas en los precios de la VPO. Otra de las medidas es la de alargar el periodo de las hipotecas.

-Fiscalidad favorable a la patronal y que no garantiza una redistribución de la riqueza: Impuesto de Sociedades y del Patrimonio.

-Abrir nuevos espacios al mercado a través de la privatización de servicios públicos: sobre todo servicios destinados a cuidados como residencias...

-Profundizar en el capitalismo, abriendo las puertas a un capitalismo del Caos. Y es que estas situaciones pueden aprovecharse para vender iniciativas que en, principio, estaban superadas. Es el caso de la energía nuclear, que parecía definitivamente aparcada, pero que puede ser recuperada por sectores interesados defendiendo una supuesta sobera- nía energética.

En el mismo sentido podríamos situar la propuesta de edificar un nuevo Guggenheim en Busturialdea o la apuesta por el TAV, proyectos que se venden para superar la crisis actual pero que sirven para ir dibujando la nueva configuración del sistema capitalista en Euskal Herria a largo plazo, haciendo una apuesta decidida por la terciarización y abandonando a su suerte a sectores estratégicos como la agricultura, la ganadería, la pesca y la industria.

En definitiva, no van a poner soluciones al hecho de que la cesta de la compra, la gasolina o los créditos hipotecarios son más caros, ya que su apuesta es la de reflotar el sistema y recuperar la tasa de beneficio a costa de la clase trabajadora. Eso sí, las medidas adoptadas para reflotar el sistema vienen disfrazadas con una serie de propuestas seudosociales:

-Prevén la creación de 20.000 nuevos empleos en cuatro años. Lo que no nos han dicho es cuántos van a destruir (en julio se ha destruido), ni en qué condiciones precarias se crearán.

-Nos vinieron con los 210 euros de emancipación, luego con los complementos de vivienda (sin ir a la raíz, es decir, sin apostar por limitar el precio de los alquileres con lo que se harían innecesarias estas medidas). Más tarde con complementar hasta el SMI las pensiones (aunque el SMI sea un indicador que está por debajo del umbral de la pobreza -tal y como reconocía durante el primer semestre de 2008 el consejero Joseba Azkarraga- y que perpetúa las situaciones precarias de las personas a las que van destinadas estas medidas), o la devolución de 400 euros y la corrección de las tablas del IRPF para hacer frente a la carestía de la vida.

Lo que no nos dicen es que precisamente las personas con rentas bajas, las que cobran la Renta Básica, las viudas, la mayoría de las personas pensionistas o las que realizan trabajos precarios, quedan fuera de esta medida de los 400 euros.

Vistas las tendencias y las medidas previstas para hacer frente a la crisis podemos decir que este nuevo punto de inflexión va a profundizar en la explotación y la precarización, procesos que el sistema capitalista lleva en sí mismo y que en momentos de crisis se agudizan. Las consecuencias previsibles son:

-Como para mantener la tasa de beneficios se va a optar desde la patronal y la clase política por reducir los costes laborales, se van a precarizar aún más las condiciones laborales y va a subir el paro.

-Debido al endeudamiento a largo plazo que van a realizar las instituciones vascas y españolas, (pagamos el 7,84% de toda las grandes infraestructuras del Estado a través del Cupo), el gasto social se va a hacer más débil, a la vez que se ahondará en la privatización de servicios.

-Como va a bajar el gasto social, la dependencia respecto al mercado crecerá, porque se dependerá del mercado para satisfacer necesidades que se cubrían mediante el gasto social.

-Como para reactivar la economía van a reducir los impuestos a la patronal, cada vez va a haber menos dinero para repartir vía presupuestos, y por lo tanto menos dinero para protección social.

-Como el dinero público se está desviando a intereses particulares (grandes infraestructuras como el TAV, bajada de impuestos a la patronal...), cada vez va a haber menor protección social.

Se van a dar pasos en la dirección contraria al reparto de la riqueza, por lo que se ahondará en la ya de por sí profunda dualización social, de manera que la clase trabajadora va a estar cada vez más desprotegida y las instituciones van a tener cada vez menor responsabilidad en la protección social. Esta tendencia nos lleva al quid de la cuestión: la variable política. ¿Porqué este sistema en crisis se sigue reproduciendo? Y la respuesta es que hay clases sociales e intereses económicos que se benefician de esta situación.

La clase trabajadora y los sectores populares deben optar por la transformación social. Es necesario hacer un muro contra la precariedad. Y es que el sistema capitalista porta en sí mismo la explotación de la clase trabajadora, de las mujeres, de otros pueblos y de la naturaleza. No hace falta que el sistema caiga en crisis para que la clase trabajadora sufra un severo proceso de precarización. Y es que un capitalismo «sano» no garantiza los derechos y la dignidad de los sectores populares. Es por ello que la clase trabajadora y los sectores populares deben optar por la transformación social, por el cambio de este sistema socioeconómico y por el tránsito hacia un sistema basado en la justicia social.

Frente a la actual crisis del capital, solo cabe un nuevo modelo económico que no se base ni en el consumismo, ni en el crédito fácil y la avaricia rapaz; sino en un sistema solidario entre clase, géneros, y grupos de edad; solidario con la naturaleza y con todos los pueblos de la Tierra. Necesitamos organizarnos, discutir, tomar decisiones y ponerlas en práctica.

La actuación coordinada en la búsqueda y aplicación de nuevos criterios de actuación, como por ejemplo, el establecimiento de un umbral de la pobreza para Euskal Herria (37,5% del PIB per capita -1.030 euros para el año 2008-, la puesta en práctica del reparto de las tareas domésticas, el rechazo frontal a condiciones de trabajo precario, la consecución del derecho a vivienda, reutilizando las vacías y limitando el precio de los alquileres... permitirán reconducir la situación a favor de la clase trabajadora.

Hablamos de soberanía económica, de organizarnos para ejercer nuestro poder de decidir y plasmar nuestro futuro económico, el futuro económico de Euskal Herria. Hablamos de democratizar la economía, de que sea la mayoría de la población, aquella que con su esfuerzo saca adelante este país, la que participe y decida sobre las cuestiones clave de nuestro modo de vida: cómo organizar el trabajo, cómo repartir la riqueza...

Animamos a los diferentes agentes que trabajan en Euskal Herria por los derechos sociales y laborales a ir creando un muro frente al proceso de precarización al que estamos asistiendo que nos abra el camino hacia la soberanía económica y la democratización de la economía, de manera que recuperemos esos derechos sociales y laborales, y mejoren las condiciones de vida de la clase trabajadora.

Otras políticas son posibles si existiera la voluntad política, pero la política actual responde a intereses del poder económico dominante, por tanto sólo haciendo un frente de clase, conseguiremos el levantamiento de un muro contra la precariedad, contra la explotación, en definitiva, contra los enormes lobbies financieros y empresariales que están detrás de las políticas neoliberales, sus crisis, y sus ajustes, de las que siempre salen fortalecidos y la inmensa mayoría de la población empobrecida.

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