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Frida Modak Periodista

El inobjetable triunfo del «indio presidente»

Este artículo de quien fuera secretaria de Prensa de Salvador Allende, a pesar de haber sido escrito en las postrimerías del referéndum revocatorio en Bolivia de hace dos semanas, mantiene plena vigencia. Y es que Modak analiza las raíces de la situación que ahora vive Bolivia, raíces que se remontan hasta la conquista por parte de los españoles. Asimismo, la periodista chilena expone con su habitual clarividencia cuáles son los riesgos a los que se enfrenta Morales tras su triunfo.

No se sorprenda, así se refiere la racista derecha boliviana al presidente Evo Morales y al consignarlo estamos apuntando al fondo del conflicto existente entre un grupo de prefectos (gobernadores) y el mandatario, cuya legitimidad no podía, y menos puede ahora, ser puesta en tela de juicio: escrutados el 85.74 por ciento de los votos al escribir estas líneas, Morales había sido ratificado con el 67 por ciento de los votos válidos. Es más, de acuerdo a la Ley de Referendo Revocatorio del Mandato Popular había sido ratificado en los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí, Tarija, Cochabamba, Pando y Chuquisaca, es decir, en siete de los nueve departamentos en que se divide el país, entre ellos tres de los cinco autonomistas.

Resulta interesante apuntar que aún en los dos departamentos en que el mandatario perdió, Santa Cruz y Beni, la votación a favor que obtuvo fue superior a la de la elección presidencial de 2005 y el único departamento en que ganó perdiendo votos fue Chuquisaca, pérdida que ascendía al uno por ciento. Conocidos estos resultados, el presidente anticipó la invitación al diálogo a los prefectos autonomistas, pero éstos la rechazaron y mantuvieron la que habían programado en Santa Cruz.

Los autonomistas tienen muchas cosas que analizar, porque perdieron un prefecto, y aunque algunos hayan sido ratificados con altos porcentajes, como el de Santa Cruz, que había logrado el 68.01 de los votos, superando por un 1.1 por ciento la votación presidencial, eso no lo pueden proyectar en el ámbito nacional. La lógica indicaría que le guste poco o nada a algunos, no tendrían más alternativa que dialogar y negociar con el presidente. De hecho varios lo manifestaron así, pero detrás de las posiciones autonómicas hay muchos intereses en juego, porque Bolivia ha sido y es un país rico en recursos naturales que sólo ahora se están poniendo al servicio de su población.

La llegada de los españoles al territorio que hoy ocupa Bolivia significó la imposición de un patrón cultural y económico colonial sobre una de las culturas milenarias más avanzadas de la región, el Tiahuanaco, considerado el primer imperio panandino, que luego dio origen al Tahuantisuyo y al imperio incaico. Como todos los colonialismos, el español buscaba riquezas y las encontró en las minas de plata de Potosí. Pero paralelamente destruían la organización social que encontraron.

Los españoles dividieron a la población en tres castas. Los campesinos pasaron a ser los «indios», los mineros, los trabajadores de las grandes haciendas, los reclutas del servicio militar y el proletariado urbano fueron llamados «cholos» y los terratenientes, comerciantes, profesionales, estudiantes y funcionarios eran los «blancos». Esta división subsiste hasta hoy y está en el origen de la inestabilidad política que ha caracterizado la vida independiente del país, permitiendo la explotación y discriminación de la población indígena, que es mayoritaria, y ha facilitado también la penetración extranjera en su economía.

Producida la independencia surge un poderoso grupo minero conocido como «la rosca» que, formado por políticos y generales, maneja la vida política del país y el negocio del estaño. Se hace presente además el imperialismo británico, interesado en el salitre y el petróleo, lo que lleva a Bolivia a dos guerras, la del Pacífico contra Chile y la del Chaco, con Paraguay. Como consecuencia, Bolivia pierde la salida al mar y tres cuartas partes del territorio del Chaco. A comienzos del siglo veinte cede a Brasil el Acre Amazónico.

La ¿primera? revolución. Este conjunto de acontecimientos van desarrollando en los bolivianos un gran sentido reformador y antiimperialista. Surge el Movimiento Nacionalista Revolucionario, MNR, que junto a obreros y campesinos protagoniza en 1952 la revolución latinoamericana más importante después de la mexicana. El pueblo derrotó en las calles a siete regimientos y fue implacable con quienes lo habían explotado y reprimido. Los gobiernos del MNR nacionalizaron las minas de estaño, hicieron la reforma agraria, establecieron el voto universal, reestructuraron el Ejército y crearon milicias obreras y campesinas.

Las divisiones internas y la intervención estadounidense en la política y la economía debilitaron a la revolución y en 1965 un golpe militar inició una seguidilla de regímenes militares y de algunos gobiernos civiles de muy corta duración. Llegó un momento en que Bolivia había tenido más gobiernos que años de independencia. La situación no ha variado mucho, los gobiernos civiles anteriores al presidente Evo Morales, con escasas excepciones, no han terminado su período. La diferencia importante radica en que han sido depuestos por movilizaciones populares en defensa de los intereses nacionales.

Fue en ese contexto que el presidente Evo Morales ganó, y con mayoría absoluta, las elecciones del año 2005. Su tarea no ha sido fácil, a la actitud racista de los grupos de poder económico interno se agrega la presión de Estados Unidos, cuyas empresas petroleras se han visto afectadas por la nacionalización del petróleo y el gas, nacionalización que fue uno de los puntos más importantes del programa de gobierno ofrecido por el mandatario. La reforma agraria, que se hace por segunda vez en el país, es otro punto de roce, no sólo con las empresas extranjeras sino que también con los grandes latifundistas bolivianos, entre ellos algunos prefectos y/o sus familias.

Es en este contexto histórico y actual que el triunfo obtenido por el presidente Morales se muestra en su toda su relevante dimensión. Esto no exime de peligros ni a él ni a su gobierno, por un lado los aumenta, mientras por el otro legitima su accionar en todos los frentes. Cabe recordar que en la campaña sobre el referendo se llegó incluso a mostrar un supuesto informe sobre el apoyo que tendría el presidente entre los comandantes del Ejército donde, se dice en ese texto, sólo contaría con el respaldo incondicional de tres de los 56 jefes de regimientos. Allí se habla también de un posible golpe de estado e incluso de un intento de asesinato del presidente en el último trimestre del año y hasta de una guerra civil en diciembre.

Si a eso agregamos que ya se han caído dos helicópteros destinados al traslado del presidente y que el proyecto más «civilizado» consiste en independizar a los departamentos que hasta ahora dicen buscar la autonomía, para dejar al presidente Morales aislado en las zonas altas el país, el desarrollo de los acontecimientos en Bolivia no nos puede ser ajeno.

© Alai-Amlatina

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