Txema Landa (*) Miembros de Euskaria Fundazioa y Declaración de Maltzaga
Tácticas más o menos estratégicas
Llamamos a hacer todo lo posible para que esa transversalidad, la nuestra, que es tan lícita y necesaria frente a la transversalidad de los agentes imperialistas de Francia y España, sea realidad
Alo largo del verano la temperatura política no ha tenido grandes cambios, pero en los últimas semanas se han empezado a definir las distintas fuerzas en torno a diferentes alternativas para afrontar el tiempo posterior a la «no consulta».
Se proponen movimientos más o menos transversales en los que predeterminadamente se deja fuera a una parte sustancial de la ciudadanía, curiosa y sospechosamente en varios de ellos a «los mismos»
En casi todos los casos se hace política casi exclusivamente dirigida desde y para la CAV, con lo que la exclusiones se hacen todavía más patentes.
Es patente, también, la fijación obsesiva de socios de proyectos actuales en enfrentarse entre sí, para dejar a una parte de esos proyectos fuera de juego, con la evidente esperanza de ganar algún «votillo».
En este horizonte, la Mesa de Maltzaga ha hecho un llamamiento a superar el conflicto por medio de un acuerdo dentro de una transversalidad entre aquellos que asumen Euskal Herria como la nación vasca que es. Quieren subrayar, asimismo, que es posible la acumulación de fuerzas entre los que creemos que se le debe dar la palabra al pueblo.
No pretende esta iniciativa celebrar el aniversario de un hecho histórico, ni hacer una reunión de ex alumnos de Lizarra-Garazi. Pretende hacer un llamamiento esperanzado y urgente a regresar a aquel espíritu que provocó el acuerdo de Lizarra-Garazi.
Llamar a aquellos 26 agentes políticos, sindicales y sociales a superar las diferencias que dificultan el acuerdo y hacer todo lo posible para que esa transversalidad, la nuestra, que es tan lícita y necesaria frente a la transversalidad de los agentes imperialistas de Francia y España, sea realidad. La estrategia aritmética de la suma y multiplicación frente a la de la resta y división.
Aquel acuerdo obligó a reposicionarse a todos los agentes implicados en el ejercicio de la violencia y todas las parte proclamaron un alto el fuego más o menos prolongado según los intereses de cada parte. Aquel escenario nos hizo soñar con un final feliz y posible de los aspectos violentos del conflicto, con una solución definitiva sin vencedores ni vencidos.
Sin paz no hay camino democrático hacia la independencia como nación, pero si la paz no conlleva el reconocimiento del derecho de autodeterminación y las condiciones para ejercitarlo, ni habrá justicia ni democracia para el Pueblo Vasco y, tarde o temprano, la paz se quebrará.
(*) Junto a Txema Landa firman este artículo los también miembros de Euskaria y firmantes de la Declaración de Maltzaga Xabier Berruezo y Jose Francisco Domingo Ormaetxea