Raimundo Fitero
Fuente de dolor
A instancias judiciales se ha prohibido la difusión de los vídeos sobre el accidente aéreo de Barajas. Son medidas que se toman para intentar frenar el actual estado informativo en el que todos tienen prisas por dar informes y concluir investigaciones que por buena lógica no pueden precipitarse. Los familiares de las víctimas sufren un dolor añadido por la insistencia tan tozuda de algunos medios por remover de manera morbosa las imágenes y, sobre todo, las especulaciones. La televisión, en primer lugar, porque no todas las cadenas, ni todos los programas entienden bien los códigos éticos, ni se imaginan que sus ansias por mantener la cuota de pantalla se convierte en una fuente añadida de dolor.
«Está pasando» de Tele 5 emitió un reportaje sobre el mismo vuelo efectuado al día siguiente de la catástrofe. Y cometió irregularidades de bulto, como es ir grabando el desplazamiento del avión por las pistas, el despegue, mostrando desde dentro del avión el lugar del suceso. También mezclaba imágenes robadas de las azafatas emocionadas, llorando tras las cortinas. Algo que roza casi todo, especialmente la decencia, la seguridad del propio avión y el derecho a la intimidad, sin olvidarnos del respeto a las víctimas y a sus familiares y afectados. Fue durísimo el reproche realizado al programa por Ángel Martín desde La Sexta en «Sé lo que hicisteis...»
Sin embargo, la primera estatal emitió el pasado viernes en hora de máxima audiencia un reportaje en el que se mezclaban imágenes desde el primer momento del accidente, con entrevistas, pero tratado todo con muchísimo respeto, con declaraciones de los equipos de ayuda y rescate, una entrevista con el piloto que trasportó desde Gran Canaria a los familiares de las víctimas, que fue bastante emotiva, pero equilibrada, lo mismo que parece adecuado colocarse en una cabina de simulación de vuelo donde se entrenan los pilotos para intentar entender algo de lo que pudo suceder. Este tipo de reportaje parece lógico. No las especulaciones, los tremendismos, los que abren el grifo de la fuente del dolor. Aunque lo más rotundo es lo que dijo un familiar: «no quiero ver a ningún político; quiero soluciones».