La NBA veta la llegada de Hamed Ehadadi a la «democracia»
La «democrática» NBA no permite, de momento, que la incipiente perla del baloncesto iraní, Hamed Ehadadi, recale en la mejor liga del mundo. El sueño del pívot persa y una de las sensaciones de los Juegos Olímpicos tendrá que superar los problemas burocráticos.
Natxo MATXIN
Sus números en el torneo olímpico -16,5 puntos, 10,3 rebotes y 2,5 tapones- hacen de él una pieza codiciada por los mejores equipos del mundo, pero Hamed Ehadadi ya ha declarado, por activa y por pasiva, que sólo saldrá de Irán si su destino es la NBA. «Es mi sueño llegar allí, me encanta América», aseguran que ha comentado a su entorno más íntimo.
Con unas facultades físicas naturales -2,18 metros de talento- y todo un prometedor futuro por delante -23 añitos-, su salto a la liga profesional por excelencia se antoja por ahora bastante complicado. A nadie escapa que la relación diplomática entre la república iraní y Estados Unidos no es precisamente fluida, y ello va a repercutir de manera negativa en el posible fichaje del pivot.
De hecho, el comisionado de la NBA, David Stern, ya envió el pasado día 15 una carta a la treintena de equipos en la que les comunicaba la prohibición «para cualquier persona u organización de los Estados Unidos para entablar cualquier tipo de relaciones comerciales con los iraníes».
La misiva tenía como objetivo cortocircuitar los posibles contactos que, al parecer, ya se habían mantenido entre el representante del jugador y varias franquicias, en especial los Memphis Grizzlies de Marc Gasol, uno de los principales damnificados, caso de que Ehadadi recalara en la escuadra de Tennessee. Los contactos incluso se habrían producido a nivel personal, ya que el pivot reconoció haber dialogado con el entrenador, Marc Iavaroni.
Pero en dicha comunicación también se dejaba una puerta abierta a la esperanza al asegurar que se iba a intentar buscar una excepción para este caso, si bien los órganos gubernamentales norteamericanos trataron de inmediato de negar tal posibilidad, al no estar muy por la labor de hacer la vista gorda.
A esta inicial negativa, el iraní respondió con lo mejor que sabe hacer, encestar y evitar que el rival lo haga. 17 puntos y 15 rebotes fueron su despedida olímpica ante Croacia. Tan grata impresión como la que dejó, paradójicamente, en la liga de verano de Utah que disputó este pasado mes de julio en tierras americanas.
Ya existe un precedente al respecto que no da muchas esperanzas al cuerpo y alma de la selección iraní y máxima figura del Saba Battery, su actual equipo. El gigante Ri Myung Hun ya sufrió en primera persona la misma experiencia que el iraní, que espera tener más suerte que el norcoreano, quien no pudo vivir el sueño de la NBA.
Europa le parece poco a Ehadadi, pero podría ser un paso intermedio y, quién sabe, a lo mejor se le haría un hueco en alguno de los conjuntos vascos, para que estuviera bien cerca de la «colonia» deportiva iraní que ya hay en Osasuna.