BALONCESTO Cuatro títulos consecutivos
Lisa Leslie agranda su leyenda con el cuarto oro estadounidense
La pívot de los Sparks ha pisado el primer peldaño del podio en todas las citas olímpicas desde que debutara en Atlanta 96
Jorge MUÑOA | BEIJING
Beijing clausurará hoy sus Juegos con Usain Bolt y Michael Phelps encabezando el ranking de titulares pero, como todas las citas olímpicas, también esta encierra un sinnúmero de historias, récords y situaciones merecedoras de su pequeño hueco.
Ayer fue el turno de Almudena Cid, pero también el de otra mujer, nacida unos cuantos miles de kilómetros más al oeste, Lisa Leslie. Como la gasteiztarra, la pívot estadounidense firmó una marca difícil de igualar, al participar en cuatro finales olímpicas consecutivas; pero en este caso, con una vuelta de tuerca más porque Leslie, y por ende la selección estadounidense de baloncesto, las ha saldado con la medalla de oro. Llegó al primer peldaño del podio en su debut, en Atlanta 96, y no ha dejado de hacerlo en Sidney, Atenas y, ayer, en Beijing.
Otra deportista que hace historia en estos Juegos, aunque la 9 de los Sparks está más que acostumbrada a ver su nombre en las habituales recopilaciones de récords. Nacida en la localidad californiana de Hauthorne el siete de julio de 1972, Leslie comenzó a despuntar en el mundo de la canasta en sus tiempos de instituto, en los que logró su primer récord, al llegar al descanso de un partido con 101 puntos anotados. Se quedó a cuatro del récord absoluto en un partido, 105, aunque la culpa no fue suya, sino del equipo rival, que se retiró de la cancha.
La Universidad de Southern California le abrió las puertas y con su equipo siguió rompiendo marcas. Tras pasar por la Liga italiana, su entrada en la selección estadounidense y, más concretamente, su participación en los Juegos de Atlanta, en los que consigue su primer oro, abre una nueva y rutilante etapa, que incluye su fichaje por Los Angeles Sparks, equipo con el que participaba, en 1997, en uno de sus grandes sueños: la fundación de la WNBA, la liga profesional femenina de Estados Unidos.
Una categoría en cuyo nombre también aparece por doquier, ya sea por proclamarse máxima reboteadora, MVP, por ganar el título -aunque los Sparks tuvieron que disputar unas cuantas finales hasta lograr el primero, en 2001- o, incluso, por convertirse en la primera jugadora en hacer un mate en la WNBA.
Fue el 30 de julio de 2002, en el Staples Center de Los Angeles y muchos medios -«Las mujeres lo hacen mejor», llegaron a titular algunos-, se hicieron eco, rompiendo así una de las barreras contra las que siempre ha arremetido la pívot. «Sólo se presta atención a los deportes masculinos. Nadie conoce las grandes cosas que muchas deportistas pueden hacer».
Puede que el cuarto oro con el que se despidió de su selección contribuya a esa reivindicación.
Ni siquiera el campeón del mundo pudo con la hegemonía estadounidense en los Juegos Olímpicos.
Australia buscó ayer la sorpresa, pero apenas aguantó durante ocho minutos el ritmo del campeón, que con un parcial de 4-20 rompía definitivamente el partido antes de completarse el segundo cuarto. Las aussies recuperaron después el resuello, pero apenas pudieron maquillar un marcador que concluyó con un contundente 65-92 para su rival.
El tercer peldaño del podio fue para Rusia, que reeditaba el bronce de Atenas, al imponerse a China. Las anfitrionas aguantaron de inicio, pero cumplido el primer cuarto, su rival quiso evitar problemas, encarrilando el partido. Lo consiguió, con lo que la reacción final china no sirvió de nada.
GARA