ATLETISMO Novena jornada
Bekele ya tiene su doblete
El etíope consigue el triunfo en 5.000, seis días después de ganar en 10.000, e iguala a Zatopek, Kuts, Viren, Yifter y a su compatriota Tirunesh Dibaba. Kenia recupera el crédito con su dominio en el medio fondo y las victorias en el 800 masculino y el 1.500 femenino.
Miren SÁENZ | DONOSTIA
África se puso las botas en la penúltima jornada. Kenia se apuntó los dos oros del medio fondo y se asomó a otros puestos del podio porque Kenenisa Bekele impidió que atraparan el de fondo. El etíope ya tiene su doblete, como su paisana Tirunesh Dibaba. A la tercera fue la vencida después de dos intentos infructuosos en los Mundiales de París'2003 y en los Juegos de Atenas'2004. En Beijing ha igualado a las viejas leyendas, predecesores en la hazaña como el checo Emil Zatopek, el soviético Vladimir Kuts, al finlandés Lasse Viren y su compatriota Miruts Yifter, que antes que él se apuntaron en una misma edición de los Juegos las victorias en las dos pruebas de fondo.
Seis días después de defender su éxito en el 10.000, Kenenisa recurrió a la táctica de equipo para moldear la prueba a su gusto. En familia, con la inestimable colaboración de su hermano Tariku y del otro paisano en la carrera, Abreham Cherkos, endureció el 5.000.
En el camino dejó cadáveres ilustres, como el de Bernard Lagat. El keniata, convertido como estadounidense en doble campeón mundial de Osaka'2007, ha vivido unos Juegos para olvidar. En 1.500 falló en las semifinales y en el 5.000 volvió a fracasar cuando a tres vueltas del final fue incapaz de perseguir a sus ex compatriotas Edwin Soy y Eliud Kipchoge que se pegaron a Bekele.
Desde Seúl'88 Kenia no ha vuelto a tener un campeón en 5.000. Sus representantes hicieron lo que pudieron, pero al toque de campana Kenenisa se fue a por el doblete con un último kilómetro de los suyos, a 2.25, para concluir con récord olímpico en 12:57.82. Fue el único que bajó de los 13 minutos y de no ser por los primeros compases hubiera podido mejorar la plusmarca que estableció en 2004, (12.37.35). Para los keniatas, plata y bronce.
El genial fondista de Bekoji posee un palmarés inigualable. Palo que toca lo convierte en oro. Lo mismo se desenvuelve en pista, que en hierba, al aire libre o bajo techo. Queda por saber que tal se le dará el asfalto.
El maratón tendrá que esperar
Para eso habrá que esperar. A su amigo y antecesor Haile Gebreselassie le ha ido arrebatando los récords, pero no tiene ninguna prisa en desbancarle al frente del maratón. Es joven, tiene 26 años y todavía en Londres'2012 podría buscar un doblete similar y su tercer título en 10.000, lo nunca visto. El maratón será su apuesta a más largo plazo.
Ayer era un hombre feliz, aunque no siempre fue así. Hace tres años su novia falleció mientras entrenaban juntos al sufrir un infarto de miocardio. Aquello le afectó profundamente. Este invierno se ha casado con una presentadora de televisión y ahora la vida y el deporte le sonríen.
«Es fantástico. Es una victoria muy especial. Una medalla de oro y un récord -olímpico-», afirmó. Después, aludiendo a su segundo puesto del 2004 en la capital griega por detrás del marroquí Hicham El Guerrouj, mencionó: «Era tan joven que seguramente cometí muchos errores en el sprint».
Si el fondo no se permitió ninguna sorpresa respecto al líder, las novedades abundaron en el medio fondo para alegría de Kenia. La prueba del 800 masculino no presentó ni al campeón ni al subcampeón olímpico porque el ruso Borzakovskiy y el sudafricano Mulaudzi fueron víctimas de las semifinales. Tampoco el joven sudanés Kaki, la última perla de la disciplina, que llegó a Beijing con la mejor marca del año, no pudo pasar el trámite. Sin los nombres de referencia, el más conocido en la línea de salida era Wilfred Bungei. El keniata, con gafas oscuras, en cabeza desde la primera vuelta, no permitió que nadie le adelantara para conseguir el mayor éxito de su carrera deportiva a los 28 años.
El experimentado atleta de Kapsabet, subcampeón mundial en Edmonton'2001, acumulaba cuartos y quintos puestos en competiciones de prestigio pero no había saboreado el oro. «Llegué aquí para competir. Ha sido una buena tarde para Kenia, así que ya hemos hecho algo por nuestro país», afirmó Bungei, un hombre de mítines que entrena desde hace años en Italia y tiene cierto parentesco con el ex campeón de 3.000 y 5.000 metros Henry Rono. Su compatriota Alfred Kirwa Yego colaboró con el bronce, mientras el sudanés Ismail Ahmed Ismail subió al podio que esperaba a Kaki.
Si la victoria de Pamela Jelimo era previsible en los 800 metros femeninos atendiendo a los resultados de la temporada, la de Nancy Jebet Langat constituyó la sorpresa del 1.500 incluso para ella. La ausencia de las rusas ha convertido a Kenia en la primera potencia del medio fondo, al menos en la capital china. Soboleva y en menor medida Tomashova estaban llamadas a reinar en Beijing, pero días antes de tomar el avión se vieron implicadas en una trama de dopaje.
Langat, que en Atenas'2004 no pasó de semifinales y en los Campeonatos de África de este año fue cuarta, consiguió la victoria de su vida, la más deseada por cualquier atleta.
Jeremy Wariner, que cedió el título individual de 400 a LaShawn Merrit, recorrió la última posta en el cuarteto estadounidense y cruzó la meta en 2:55.39, nuevo récord olímpico.
Sanya Richards tuvo que emplearse a fondo en la última posta para llegar a la meta antes que la rusa Kapachinskaya. Estados Unidos venció con apuros en el 4x400 metros, también con Allyson Felix.
El noruego Andreas Thorkildsen ha revalidado su título de lanzamiento de jabalina con récord olímpico incluido, 90,57 metros, y se sitúa a uno del mítico Jan Zelezny, que enlazó tres oros.
Usain Bolt, el triple campeón olímpico, donó ayer 50.000 dólares para los damnificados por el terremoto que sacudió Sichuan en mayo pasado y causó 90.000 muertos.
El vallista Liu Xiang, cuyo abandono por lesión causó conmoción en China, anticipó que regresará con fuerza el año próximo con el propósito de presentar batalla al cubano Dayron Robles.
Hay momentos y lugares en el que un error puede costar muy caro. Lo sabe desde ayer Blanka Vlasic, clarísima e indiscutible candidata a la medalla de oro en salto de altura que no ganó. Tia Hellebaut, campeona europea en 2006, protagonizó la sorpresa mayúscula al obtener el título por mejor concurso que la gran favorita.
Vlasic aterrizó en el Nido con una trayectoria intachable. 34 victorias consecutivas le habían instalado en los altares. La croata lleva un par de años reinando sin oposición. Es la campeona del mundo y sus adversarias aceptaban su estatus. En un escalón superior esta temporada, incluso, se ha atrevido a atentar contra el récord de la búlgara Stefka Kostadinova (2,09 metros) sin conseguirlo. La única de las participantes capaz de elevarse 2,07 metros llevaba un concurso impecable. Sin nulos. A la croata le gusta celebrar bailando sus buenos resultados, así que de vez en cuando recurría a la costumbre. Hasta que cometió su primer nulo y tuvo que ejecutar dos saltos para superar el listón en 2,05. La saltadora de Amberes, una especialista en pruebas combinadas que últimamente ha padecido problemas en el talón de Aquiles, se apuntó los 2,05 metros en su primer salto por lo que igualando la marca el título era para la belga. Así que Vlasic tuvo que atacar el listón en 2,07, pero falló en sus tres intentos incapaz de repetir su mejor marca personal y el oro, la medalla que Vlasic llevaba meses diciendo que era suya, no lo fue. Con 30 años, Tia se convierte en la primera campeona olímpica de Bélgica.
M.S.s