Muchas veces lo barato acaba saliendo caro. Esta frase la habremos escuchado desde hace tiempo en múltiples contextos y situaciones cotidianas del día a día. Uno de estos ejemplos se pudo vivir en Euskal Herria el pasado año, cuando Ryanair anunció que en octubre de 2007 iba a dejar de volar desde Foronda pese a haber cumplido sus expectativas iniciales al tener una ocupación del 80% en sus aviones. Queda claro que a la Diputación alavesa le salió caro el aterrizaje de la compañía irlandesa, ya que desembolsó al menos 643.000 euros en subvenciones antes de que Ryanair decidiera volar sólo desde aeropuertos cercanos como Santander, donde también disfruta de cuantiosas ayudas institucionales.

La ejecutiva de Marketing y Ventas para el Estado español de Ryanair, Caitriona Beggan, alegó entonces que dichas cifras de ocupación no serían rentables «a largo plazo».

En fechas recientes, los pasajeros vascos y del conjunto del Estado español se vieron sobresaltados por otra noticia procedente de Ryanair. La irlandesa afirmó que cancelaría todos los billetes adquiridos a través de tres páginas webs especializadas en vender vuelos y hoteles (los nombres más conocidos son e-dreams y atrapalo). Aseguró que a partir del 26 de agosto no iba a dejar montarse en sus aviones a quienes no hubieran comprado el billete a través de la web oficial de Ryanair. Ofrecía mientras tanto la opción de «regularizar» la situación revocando las contrataciones a través de estas agencias y haciéndolas otra vez mediante la compañía. Aseguraba además que así es más barato.

Lógicamente, cundió la preocupación entre quienes ya tenían sus planes vacacionales concertados... y pagados. Sin embargo, pasada esa fecha del 26 de agosto GARA ha podido confirmar a través de asociaciones de consumidores que la amenaza no se ha llevado a efecto. Desde la navarra Irache, por ejemplo, explican que cuando saltó la noticia, sobre todo entre los días 13 y 15, «llamó gente preocupada por el tema de las posibles cancelaciones de vuelos de Ryanair». Sin embargo, pasado el límite del 26 de agosto aseguran que «no hemos recibido quejas sobre el asunto».

Aunque Ryanair asegura que sí ha efectuado cancelaciones, las agencias on-line inciden en que «la normalidad es absoluta». Lo mismo se hace desde la Comisión Europea, que investiga el caso y que si bien admite que la queja de la compañía irlandesa puede estar justificada, las cancelaciones no lo estarían porque iban a afectar a consumidores que no tienen culpa alguna.

Así las cosas, hay quien da la razón a los que desde el primer momento estimaron que la alarma creada por Ryanair podía ser una mera campaña de marketing agresivo (la compañía ya tiene antecedentes en este sentido, como el calendario en que sus azafatas posaban con muy poca ropa o las histriónicas comparecencias de prensa de su consejero delegado, Michael O´Leary). Llamó la atención, por ejemplo, que la compañía centrara toda esta alarma de cancelaciones en el Estado español cuando lógicamen- te a través de internet los billetes se pueden adquirir desde cualquier parte del mundo. Y hay un dato añadido al respecto: desde el aeropuerto de Biarritz, el único en que opera Ryanair en suelo vasco en la actualidad, confirmaron a ``Le Journal du Pays Basque'' que no había cancelaciones y que toda la problemática afecta al Estado español.

Desde el aeródromo lapurtarra se puede volar en la actualidad a Birmingham, Dublin, Frankfurt, Londres y Shannon. Además, los viajeros vascos acuden con frecuencia a los vuelos baratos que Ryanair ofrece desde Zaragoza (a Bruselas, Milán, Roma, Londres o Alicante), desde Santander (Dublín, Frankfurt, Dusseldorf, Londres, Madrid, Milan, Roma, Reus) y desde Pau (a Bristol, Bruselas y Londres).